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OPINIÓN | Víctor López: "Miseria de la política y políticos miserables"

"Sin embargo, este miserable llegó al poder, se mantuvo y sigue en carrera por el irresponsable apoyo decidido de sus aliados de todo tipo".
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15-02-2021

Con el descubrimiento periodístico que Vizcarra se puso la vacuna con su esposa, aprovechándose de su posición presidencial, ha quedado comprobada su entraña cobarde, miserable y ruin, capaz de todo. Mientras morían miles de peruanos por su irresponsabilidad, incapacidad, inmoralidad y desidia de no comprar de manera adecuada y oportuna lo que todos los expertos recomendaban, camas UCI, oxígeno y vacunas. Sospechosamente insistió en las pruebas rápidas, que no servían; y no en las pruebas moleculares, que sí valían. Ni siquiera mascarillas e implementos primarios. Teniendo tantos recursos financieros disponibles en el erario nacional, como pocos países latinoamericanos. Resultado, somos los peores del mundo en gestión sanitaria y los peores de la región en resultados económicos y sociales.

A partir del destape han aparecido análisis de todo tipo. Lo califican de abyecto, canalla, desgraciado, perverso.

Lo que ha hecho no tiene nombre. Un libro próximo a salir (El perfil del lagarto), de Carlos Paredes, que lo ha investigado profundamente, dice que “su accionar público es la ineptitud, irresponsabilidad e improvisación para tomar decisiones de gestión pública (...) con indicios de corrupción (...) nunca ha sido denunciado o sancionado, siempre ha corrido con suerte”. Umberto Jara afirma que “es un nítido caso de un psicópata dedicado al oficio de la política. Exhibe las características típicas de la psicopatía. Una de ellas es la mentira patológica (...) la ausencia de empatía. Carece de compasión, de sentimientos, no le interesa el prójimo. Se fija solo en sus intereses. Eso explica que se haya vacunado y no le haya interesado comprar vacunas”. Vásquez Kunze lo llama “un truhan, un lagarto de la peor especie”, “un asco de hombre”.

Sin embargo, este miserable llegó al poder, se mantuvo y sigue en carrera por el irresponsable apoyo decidido de sus aliados de todo tipo.

Es el producto de la falta de auténticos partidos que le permitieron colarse en una plancha presidencial. Luego, casi todas las bancadas parlamentarias de entonces (con el aval de sus líderes) se prestó a la conspiración para ungirlo como presidente y después los traicionó.

Una vez en el poder se alió con las diversas expresiones del marxismo nacional (caviares, rojos, morados) que coparon ministerios y dependencias públicas. Cooptaron y sometieron casi todo el Estado. Con financiamiento lograron someter a medios de comunicación, periodistas, encuestadoras y analistas, que defendieron su inepta y corrupta gestión. Organizaron, azuzaron la movilización nacional para evitar su vacancia, que ahora más que nunca se justifica por “incapacidad moral”. Increíblemente, quienes lo defendieron, lograron quedarse gobernando. Y tienen el control institucional, mediático, financiero y demás para imponer a uno de los suyos en Palacio y Parlamento. Por eso, es que este proceso electoral aparece tan manipulado que no brinda garantías de transparencia. Para muestra dos botones. Vizcarra y Sagasti candidatos.

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