27/01/2021 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Desde hace varios años soy alérgico al sistema de encuestas peruanas, por lo menos me declaro agnóstico sobre sus resultados. Pero como no puedo salir a las plazas y mercados, ni subirme a taxis y buses para preguntarle a la gente qué piensa -por el Covid- no hay más remedio que leer las cábalas de IPSOS, CPI y DATUM.
Como el SENAHMI, de cada diez aciertan cuatro, pero, repito, no visito ni a mi vecino, así que las encuestas son un irremediable, remedio necesario.
Haciendo un superficial trabajo de arqueología rescaté una encuesta de IPSOS de octubre 2020. En ella, el promedio de satisfacción con la democracia es del 30% de los peruanos. 67% consideran que el Estado y los gobiernos no funcionan. Sin embargo, 71% de peruanos considera que los problemas del país solo pueden ser resueltos en el marco de la democracia.
Y ojo, los de IPSOS encontraron que el 66% de los jóvenes, entre 18 y 25 años, también creían que el sistema democrático era el apropiado para resolver los problemas que nos aquejan. Nada más injusto que terruquearlos.
El Perú de hoy es una sociedad tan dividida como el EE.UU. de Trump, y adonde hay una guerra civil mental en curso entre una gama amplia de brujos de la conspiración, difusores de noticias falsas sobre los odiados políticos y partidarios de la no vacuna.
Sin embargo, la gente, sobre todo los jóvenes, sí creen en la democracia, lo cual dejará muy mal parados a los que quieren revivir un pasado autoritario con lemas como "mano dura". Y está claro que a los jóvenes de la Generación del Bicentenario no les caen nada bien los dictadores de izquierda o derecha. Son demócratas militantes, como lo demostraron en noviembre de 2020.
Su vago concepto de la democracia es la viga maestra del futuro peruano. En noviembre lo dejaron claro en las calles. Y su cohesión como opinión ciudadana, es uno de los pocos focos de unanimidad que existen en el país.
La verdad, convertido en candidatos de todas las tendencias, hacen divertidas las noches de tertulia en la televisión de cable. Voces frescas, mujeres jóvenes a pasto, líderes educados e inteligentes, reaccionarios con cultura o izquierdistas tolerantes, son el cambio que esta campaña electoral ha iniciado.
Representan el software blando que cambiará la política peruana, no la mano dura de los Maduro de derecha o izquierda.
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