28/12/2020 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Desde su fundación en 1930 el Partido Aprista emergió como una opción de izquierda democrática que expresaba los intereses de trabajadores manuales e intelectuales, que luchó contra las dictaduras del país y la región, contra de los imperialismos y las oligarquías; desde 1931 asumió el camino de la voluntad popular expresado en los procesos electorales; aun cuando el fraude de las clases dominantes hizo que el comandante Sánchez Cerro se impusiera a Haya de la Torre y comenzara la persecución. Y solo asumió la insurgencia popular cuando las condiciones de violenta agresión lo exigieron, como la revolución de Trujillo de 1932, donde mataron miles de militantes, originando el martirologio.
Durante más de 30 años el APRA no pudo participar en las elecciones porque se encontraba injustamente proscripto y al margen de la ley, pues los regímenes dictatoriales militares y civiles no permitían que pueda intervenir en forma directa y con candidatos propios en los comicios realizados en este período; lo que obligó por las circunstancias de persecución, prisión, destierro y muerte, tener que apoyar a otros a cambio de tramos de paz. Tal era el miedo electoral, que los apristas no tenían derechos ciudadanos a ser elegidos; solo a elegir a terceros. Sin embargo, la votación militante era decisiva. Así, ganaron Bustamante y Prado.
Hasta 1962 en que vuelve a participar con Haya de la Torre como candidato presidencial, obteniendo la primera mayoría que origina otro golpe militar para que el APRA no llegue al gobierno. En 1963 se realizan nuevas elecciones que gana Belaunde, pero ante la inminencia del triunfo electoral del aprismo en 1968, otra vez la Fuerza Armada toma el poder con el general Velasco como presidente de la Junta Militar, en el que participan líderes y dirigentes de partidos de izquierda marxistas; sustituido por el general Morales Bermúdez en 1975. La oposición popular crece y se fortalece. La dictadura no tiene otra opción que convocar una Asamblea Constituyente en 1978 donde el Partido del Pueblo logra la primera mayoría y (a pesar de la oposición de los comunistas) Víctor Raúl, el más votado, es elegido presidente.
En 1980 Armando, enarbolando las banderas revolucionarias del Aprismo, pierde las elecciones que gana otra vez Belaunde. Hasta 1985 en que Alan García es elegido presidente por primera vez y en el 2006 por segunda vez. La corta historia electoral del Partido del Pueblo da cuenta que pasamos de ser casi la mitad de los electores en la década del 30 a la exclusión y la marginalidad de las décadas del cuarenta y cincuenta, para ser un tercio en los sesenta y setenta, y una cuarta parte en los 80 del siglo pasado y la primera década del presente. Y llegar a menos de la vigésima en la segunda mitad. Una tendencia decreciente.
Hasta ahora, que nos enteramos que la actual mediocre dirigencia que se ha enquistado en la conducción desde hace varios años, no ha podido inscribir las candidaturas en más de veinte regiones. Algo inconcebible. Sospechoso. Increíble.