OPINIÓN | Luis Angeles Laynes: "Una crisis peligrosa"

Las renuncias del director de la Oficina General de Seguridad y Defensa Nacional, Manuel Pacheco, y del jefe de la Dirección de Control de Drogas y Cultivos Ilegales, César Guardia Vásquez, han ahondado más la crisis en la que se encuentra la Policía Nacional del Perú. En sus respectivas cartas, estos generales en situación de retiro expresan como causales de sus renuncias su “desacuerdo por el relevo de alto mando de la PNP, el cual ha contravenido flagrantemente el artículo 8 del Decreto Legislativo 1267”.

Lejos de tomar con la seriedad del caso, el Ministerio del Interior, a través de un comunicado trató de minimizarlo, indicando que las cartas de renuncias “tienen como característica en común que, quienes las suscriben, son generales en situación de retiro de la PNP que cumplían funciones en oficinas no policiales del Mininter y cuyos cargos ya habían sido puestos a disposición el 19 de noviembre pasado”. Lo que no dicen es por qué once días después seguían en sus puestos tras los cambios ya conocidos.

Pero tampoco se pronuncian por la renuncia formulada la noche anterior por el subcomandante general de la PNP, Edgardo Garrido López. ¿Por qué?

La situación se torna preocupante porque son casi unánimes las opiniones de que el pase a retiro de 20 generales de la Policía Nacional es ilegal y que han inducido al error al presidente transitorio Francisco Sagasti. Pero lo grave del caso es que lo que se inició como un rumor, que hay en marcha una huelga policial, es un hecho cierto porque hasta el propio mandatario lo ha reconocido en la entrevista que ofreció en simultáneo a cuatro canales de televisión.

Y una muestra de la gravedad de lo que sería una huelga policial se está dando en Ica, donde la policía se negó a intervenir ante el bloqueo de la carretera y los actos vandálicos ocurridos. ¿Se imaginan lo que puede suceder con nuestras calles desguarnecidas por la ausencia de efectivos policiales? Los delincuentes deben estar frotándose las manos a la espera de que eso ocurra.

¿Y donde está el ministro del Interior, Rubén Vargas? ¿Están en capacidad de resolver la crisis que hoy afecta a la Policía Nacional? Después de su criticada participación en el Congreso, donde no tuvo la valentía de responder si recomendó o no la designación de César Cervantes Cárdenas como nuevo comandante general de la PNP, creemos que no es el más indicado.

Queda pues, el problema, en manos del presidente Sagasti, quien debe demostrar que lo anunciado al asumir la presidencia, de saber escuchar para tomar decisiones, es cierto. Todos queremos una Policía Nacional limpia de corrupción y de malos elementos, pero también con agentes que tengan las mejores condiciones logísticas y remunerativas para el buen cumplimiento de su servicio a la sociedad. Es de humanos cometer errores, y de sabios corregirlos. Nadie quiere una huelga policial, el país estaría a merced de la delincuencia. El gobierno aún está a tiempo de solucionarlo.