OPINIÓN | Luis Ángeles Laynes: "Fragmentación histórica"

Los resultados oficiales de las elecciones generales del domingo 11, que va dando la ONPE a más del 90%, dejan prácticamente en claro que Pedro Castillo y Keiko Fujimori definirán en segunda vuelta quién será el presidente de la República que a partir del 28 de julio conducirá los destinos del país para los próximos cinco años.

Pero a través de los resultados de la votación parlamentaria, que ya pasa el 50%, se va visualizando también que a partir del 28 de julio tendríamos el Congreso de la República más fragmentado de la historia, probablemente con once representaciones de los partidos que participaron en la contienda electoral, ante lo cual solo queda preguntarse si podrán lograr consenso para legislar y aprobar las leyes y reformas que se necesitan para sacar al Perú adelante.

Esta fragmentación será también todo un reto para el nuevo presidente de la República, que deberá encontrar consensos con todas las agrupaciones políticas que estarán representadas en el Legislativo para poder gobernar.

No es por la cantidad de bancadas sino por las diferencias programáticas, en algunos casos más extremas unas de otras, que hace más difícil encontrar esa conciliación que haga factible la gobernabilidad del país.

Se necesitará entonces mucha muñeca para encontrar el equilibrio entre el Ejecutivo y el Legislativo, y eso dependerá no solo del nuevo gobierno sino también de los líderes de las diferentes bancadas que estarán presentes en el próximo quinquenio.

La confrontación que fue el común de estos últimos cinco años debe quedar en el pasado. Las agrupaciones políticas deben entender claramente el mensaje que ha dado el pueblo en las elecciones del domingo.

El pueblo ha expresado su hartazgo de una clase política que le ha dado la espalda durante décadas. Por eso el primer lugar, aunque con 18%, alcanzado por el candidato de Perú Libre, Pedro Castillo, considerado del ala radical de la izquierda. Y aunque a muchos sorprenda el segundo lugar de Keiko Fujimori, ello se debería a que el fujimorismo aún conserva un voto duro en el interior rural del país, de gente que siente el olvido del Estado.

Ese es el mensaje que deben tener presente en todo momento quienes nos representen en este quinquenio en el Parlamento y también en Palacio de Gobierno. Los intereses y apetitos políticos y personales tendrán que ser dejados de lado para poner por encina de todo a los intereses de un pueblo que reclama con urgencia la solución a la grave crisis sanitaria, económica y social. Hay que enfrentar con decisión la pandemia del coronavirus que se muestra cada vez más letal, cobrando más de 300 vidas diarias ante la carencia de camas UCI, la falta de oxígeno y de vacunas, que siguen llegando por puchos. Los peruanos ya no aguantan más, exigen cambios profundos. Es hora de gobernar para el pueblo y por eso los políticos del gobierno y el Congreso deberán consensuar, quieran o no, porque para eso han sido elegidos.

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