OPINIÓN | Lewis Mejía: "Un país de cristal"
El reciente desastre ecológico ocurrido por el derrame de petróleo en un sector costero del distrito chalaco de Ventanilla, nos hacer reflexionar sobre qué tan "de cristal" es el país que tenemos.
Y de qué manera nos debemos de preparar, organizar y equipar -y sobre todo mentalizar- para que estas situaciones que ocurren y van a seguir ocurriendo no nos afecten de esta manera.
Porque, las fugas de combustible, los sismos, las inundaciones, las erupciones volcánicas o los incendios tienen lugar en prácticamente todas partes de nuestro planeta.
Y acaso en este mismo instante, inclusive, si nos echamos a mirar los programas informativos de televisión o el Google, porque vivimos tiempos donde ya nada se calla y de todos nos enteramos.
Sin embargo, en la mayoría de los Estados modernos o que se esfuerzan por alcanzar esa meta, las emergencias tienen un manejo rápido y eficiente, a la búsqueda de reducir o mitigar los impactos.
Es que en pleno siglo XXI se tiene muy en claro que no estar preparado para afrontar una situación de crisis, como las antes descritas, genera impactos negativos en toda organización.
Por más pequeña que sea, como una de esas empresas familiares peruanas donde junto a los padres trabajan los hijos y por ahí un tío o sobrino, deben estar preparadas para saber qué hacer en caso de una emergencia.
No solamente para cumplir con la -es cierto- engorrosa burocracia y tramitología gubernamental, sea nacional, regional o local, sino para seguir viviendo en un ambiente seguro.
Entonces, si queremos seguir existiendo debemos motivarnos, comprometernos, mentalizarnos sobre la importancia y prioridad de mantener una actitud y estilo de vida preventivos.
Se empieza por uno mismo, por casa, por nuestros seres queridos, por las personas que nos rodean y con las que interactuamos y para hacer realidad nuestros anhelos.
Que sea desde hoy, a partir de la lectura de esta sencilla columna de opinión sobre cómo evitar los accidentes: si queremos cambiar para mejor, enseguida hagamos una lista de los riesgos en casa o en la empresa.
Suba usted a su techo y libérelo de inservibles inflamables, cambie la manguera de la cocina a gas, reemplace las llaves eléctricas por las más modernas y adecuadas, si va a conducir no beba licor, entre otros.
En fin, hay una lista grande de peligros que nos acechan a todo momento y en casi todo lugar, pero la clave para que no nos hagan daño es reconocerlos, neutralizarlos con cambios y mejoras, y plantearnos el famoso qué hacer en caso de...
Así fortaleceremos a nuestra familia, nuestro barrio, nuestra ciudad y nuestro país, para que deje de ser lo que por ahora parece: "un país de cristal".
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