03/12/2020 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
En su errada lectura de la “economía social de mercado”, Alberto Fujimori, justo antes de fugarse a Japón, estableció un régimen laboral especial para el sector agroexportador con la Ley N°28810, conocida hoy como Ley Chlimper.
Este régimen laboral especial prevé un trato legislativo diferenciado para los trabajadores del campo, con el objetivo de hacer la agroexportación más competitiva. Para lograrlo, procede a la reducción de los costos de contratación de personal. Este régimen ha terminado precarizando al sector agrícola, haciendo del trabajador del campo un inquilino en sus propias tierras, a quien se le obliga a vivir actualmente con 36 soles diarios, sin verdadera Compensación por Tiempo de Servicios y gratificaciones.
Esta fue una más de las leyes con nombre propio que, según el Tribunal Constitucional (Exp. 00027- 2006-PI), debía tener una vocación de temporalidad. Sin embargo, su vigencia se amplió sin remordimiento con Alejandro Toledo y su ministro de Economía, Pedro Pablo Kuczynski, días antes de partir. Igual hizo Martín Vizcarra, durante el interregno con el DU 043-2019, ampliando la ley por 10 años más hasta 2031. Peor aún, en la misma resolución, el Tribunal Constitucional validó dicho régimen señalando que promociona la formalidad y responde a las diferencias que existen entre la labor agraria y urbana, sin fundamentarlo. En esto, dicho tribunal desconoce otros regímenes especiales donde, por el contrario, el trabajador del campo cuenta con todos los derechos y garantías previstos en el régimen laboral general. Por otro lado, este régimen ha servido para violentar derechos laborales, sin que se haya impulsado el fomento y promoción del empleo como lo exigen los artículos 23 y 58 de la Constitución Política. Esto ha permitido que las libertades sindicales sean vulneradas, al tener un régimen inestable apoyado en frágiles convenios colectivos y donde el despido inmediato y arbitrario es una realidad. Esto explicaría la razón por la cual el sector agrícola no genera vocaciones y mantiene una mayor cantidad de trabajadores independientes.
Si bien es cierto que la industria agroexportadora permite importantes ingresos al país, también lo es que los trabajadores del campo ven cada vez su situación empeorar, sin protegerlos del abuso cotidiano convirtiéndolos en esclavos del siglo XXI.
Hoy es cuando los trabajadores del campo del Perú, luego de más de 26 proyectos de ley presentados en el Congreso, deben tener la prioridad para restablecer sus derechos laborales y mejorar su calidad de vida; por ellos y por la seguridad alimentaria de todos los peruanos.