25/01/2021 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Científicos, artistas, pensadores, estadísticos, escritores, por estos días, se suman a los instantes críticos vividos por el mundo. Todo producto de la pandemia. Esa visita, con presencia destructible, aparecida en silencio, causando daños que llegan a ser mortales.
Cada uno, en su frente, busca aportar y dar una ayuda. Una solución. Por estos días aparecieron unas líneas inspiradas por Isabel Allende, la autora de “Eva Luna”, “La Casa de los Espíritus” o “El Amante japonés”. La escritora, con 72 millones de lectores, para sus libros publicados, en 42 idiomas, y considerada, por muchos, como la escritora más leída en nuestro idioma.
Confiesa haberle perdido el miedo a la muerte. Hace 27 años murió, en sus brazos, su hija Paula, y razona: “la muerte es como el nacimiento. Es una transición, un umbral”. Agrega: “allí le perdí el miedo al no vivir”.
Comenta, la escritora, pertenecer a la población más vulnerable con sus 77 años y sabe que, si se contagia: voy a morir (SIC). Confiesa vivir estos momentos con curiosidad, pero sin temor. Asegura, también, recibir algo favorable de la pandemia, como está el hecho de no comprar tantas cosas. Dice, haber llegado a la conclusión no necesitar, por ejemplo, más ropa, ni viajar. Pasado este tiempo, está convencida de tener cosas no tan necesarias.
Dice mirar a su alrededor, y se pregunta “para qué todo esto”. Confiesa no necesitar más de dos platos. Mira, y le sobran.
La pandemia, escribe Isabel Allende, también ha servido para conocer a nuestros verdaderos amigos. Nos muestra prioridades. La pandemia, confiesa la autora de “Eva Luna”, nos ha puesto, en primer plano, la desigualdad, o de como algunos superándola en un yate en el Caribe y otros pasando hambre. Hemos comprobado. Escribe Isabel, no hemos dado cuenta ser una sola gran familia y, lo sucedido a un ser humano de Wuhan, nos pasa a todos en el planeta. No hay murallas para separar la gente.
Termina Isabel Allende señalando que uno viene al mundo a perderlo todo: sus padres, sus amigos, sus mascotas, tus facultades. Mientras uno más vive, más pierde. No se puede - expresa la escritora - vivir con temor.
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