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OPINIÓN | Luis Ángeles Laynes: "No hay que bajar la guardia"

"No bajemos la guardia señor Sagasti, no caigamos en descuidos ni triunfalismos como su antecesor, el vacado Martín Vizcarra...".
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07-05-2021

Llevamos catorce meses azotados por la pandemia del coronavirus que ha dejado a la fecha más de 160 mil muertes según cifras del Sistema Informático Nacional de Defunciones (Sinadef). Los reportes oficiales del Ministerio de Salud dan cuenta de casi dos millones de contagiados y 63 mil muertos en lo que va de la pandemia, pero con un triste récord en abril de más de 400 muertos por día. En los primeros días de mayo esas cifras han empezado a bajar ligeramente y ya se escuchan mensajes alentadores. Sin embargo, es bueno que veamos estos números solo como una esperanza, con moderado optimismo, no creer que ya estamos venciendo al COVID-19. Hoy más que nunca no debemos bajar la guardia, debemos seguir cuidándonos, cumplir estrictamente los protocolos sanitarios, como el uso adecuado de la mascarilla, hoy doble por recomendación de los especialistas. Seguir lavándonos las manos permanentemente y mantener la distancia, cuidándonos de las aglomeraciones, para evitar el contagio.

Ayer escuchábamos al presidente Francisco Sagasti recomendar a la población, precisamente, a no bajar la guardia y seguir los protocolos sanitarios. Pero esa recomendación la debe asumir también su Gobierno de transición y emergencia, como se sigue haciendo llamar, porque la amenaza de una tercera ola sigue latente, quizá más cerca de lo que podamos imaginar. Y sus consecuencias son impredecibles.

El Gobierno no debe descuidar su responsabilidad de mejorar los servicios de salud que se necesitan para seguir enfrentando la pandemia, porque lo hecho hasta hoy ha dado muestra de ineficiencia por la falta de camas UCI y el déficit de oxígeno que llevó a que en el mes de abril se registrara más de 400 muertos por día, aunque según el Sinadef superábamos los mil cien cada 24 horas.

No bajemos la guardia señor Sagasti, no caigamos en descuidos ni triunfalismos como su antecesor, el vacado Martín Vizcarra, quien además de su incapacidad para gobernar y manejar la pandemia, creyó que ya el COVID-19 estaba controlado y no hizo nada por elevar el número de camas UCI ni de plantas de oxígeno, ni compró una sola vacuna, pese a que lo prometía en sus conferencias de mediodía. Y ya vimos las consecuencias.

El presidente Sagasti decía ayer que en su gestión iniciada el 17 de noviembre ha incrementado el número de camas UCI, pero hoy aún son insuficientes. Ha dicho que la falta de oxígeno es un problema nacional, pero un problema que debe resolverlo el Gobierno. Decía que de 63 plantas de oxígeno que había al asumir la presidencia, hoy tenemos más de 175, pero le faltó mencionar que mucho de ello se debe a la colaboración del sector privado, de la Iglesia y de la comunidad que organizaron colectas y actividades benéficas para conseguir los recursos a fin de comprar plantas de oxígeno.

Es obligación del Gobierno mejorar los servicios de salud, activar e implementar bien las unidades de atención primaria para detectar a tiempo los casos, mejorar la atención en los hospitales, aumentar las camas UCI y adquirir más plantas de oxígeno porque todavía es insuficiente. Nadie sabe la magnitud de una tercera ola que amenaza llegar, pero si se toman todas las medidas a tiempo podremos enfrentarla debidamente. De lo contrario, las consecuencias pueden ser tan igual o peor a las que ya nos deja la segunda ola.

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