OPINIÓN | Julio Schiappa: "Plata con kriptonita"

El derroche de odio en todas las redes sociales, en plena campaña electoral peruana, la existencia de la versión Chicha de Fox Chanel, las impunes trasmisiones en directo por Facebook de protestas de todo tipo dirigidas por locos antisistema, nos empieza a situar en una guerra civil parecida a la desatada por Trump y sus seguidores en EE.UU. Sí, las mismas que generaron el asalto al Capitolio. Están arruinando las elecciones y las posibilidades de resolver la más grande crisis de la historia mundial y nacional.

Antes, los subversivos eran solo los extremistas de izquierda, los fanáticos islámicos que reemplazaron un cielo con 33 mil vírgenes, por un Califato Universal Sangriento, así como los locos anti-Chile o los troles naranjas, rojos, verdes o montesinistas. No más, ahora son grupos de opinión en redes, comunidades anti-gay y provida, ultras de izquierda y derecha, basadas en masas de seguidores de las redes sociales.

¿Qué ha agitado a estos movimientos tan radicales en sus expresiones y totalitarios en su visión de la política? Algo parecido a lo sucedido en EE.UU. y todo América Latina como lo expresaba en CNN el conductor Camilo. No hay canales para que la gente se exprese ante las autoridades del Congreso o del Gobierno. Todo el sistema sigue una ruta inversa a la participación ciudadana y es evidente su desconexión de la vida e intereses diarios de la gente. La gente busca como expresarse contra la crisis en vivo y directo, gratis.

En poco tiempo, esta revolución de protestas digitales y de noticias falsas están ocurriendo en el Perú. Nadie para la locura, porque las empresas que administran redes no escuchan tus quejas, el Ministerio del Interior no cuenta con técnicos suficientes para parar el delito cibernético y a los candidatos les viene bien.

Se generan movimientos insólitos que atentan contra la seguridad del país, al oponerse a la vacunación, las medidas de cuarentena y sanitarias. La Plaza San Martin ha sido tomada por esta gente, que gracias a la trasmisión en directo se ha vuelto un ágora digital contra el estado.

En un gran documental, titulado “Redes Sociales “, y difundido por Netflix hace unos meses, quedó claro que el negocio domina sobre el bien común, expresado en testimonios de exfuncionarios clave de Facebook, Twitter, Instagram. Empresas que parece no les importa vender kriptonita con tal de ganar dinero. ¿Quién nos salvará?

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