OPINIÓN | Julio Schiappa: "Incómodos colores, difíciles preguntas"
Creo que ni el histórico libro de John Reed “7 días que estremecieron al mundo” contiene la adrenalina de estas semanas que estremecen al Perú. Lima no es Petrogrado, ni Sagasti es Kerensky, por eso ver todo blanco y negro es un gran error de mucha gente, sean de izquierda o derecha, en el Perú.
Lo real es que la presencia de los jóvenes trabajadores agrarios y de los universitarios revelan una nueva y potente identidad ciudadana, que lejos de causar miedo nos presenta una nueva identidad peruana: juvenil, instruida, politizada alrededor de ciertos valores cruciales como la democracia y la anticorrupción. Antes de los 25 años han puesto un presidente que los triplica en edad y cerrado o jaqueado a dos Congresos, con marchas que recuerdan más al Circo del Sol (Cirque du Soleil) que a los viejos piqueteros que, a 20 soles por día, antes poblaban las calles.
¿Es esto solo una lucha entre blanco y negro en el plano político? ¿Es correcto identificar un Imperio del Mal que se reconoce en la mayoría parlamentaria del Congreso? ¿O con los negocios particulares de sus líderes entre cientos de otros capitalistas como ellos? Uno se pregunta: ¿El Imperio del Bien está del lado de los bancos, las universidades de mil dólares mensuales, las clínicas viralizadas con el dinero, los medios de comunicación monopolizados?
Y cabe preguntarse, adicionalmente, si el round de fondo que se juega en el país es, también, una batalla por intereses económicos no autorizados plenamente por el Estado y tampoco socorridos por el aparato financiero. Y, si detrás de estos dos millonarios y sus partidos, hay o no un ejército de informales impedidos de vender, extraer y cultivar. Porque votos tuvieron APP, Podemos, FREPAP, UPP, en cantidad suficiente para imponer proyectos de justicia radical y refundacional, que son, en parte, la madre de la inestabilidad actual del país.
Eso en un país tan injusto, que quiere convertir a cada joven en un pulpín explotado, por ser menor de 25 años. O que impide, en plena Navidad, que los ambulantes vendan en las calles en medio de las secuelas económicas de la pandemia.
La peor receta es mirar, lo que pasa en el Perú, basados en la lectura y consumo de los medios del Imperio del Bien. Todo lo ves blanco y negro, cuando gris es el monótono tono de la verdad.