28/03/2021 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Si recordamos cada una de nuestras experiencias cuando recibimos un servicio público, por ejemplo en salud, estoy seguro que todos no quisiéramos volver, salvo no tener otra alternativa como es el caso de la mayoría de peruanos que tienen que esperar para una consulta y mucho más para una operación. Esta percepción que tenemos de los servicios públicos es porque nuestra experiencia es negativa: a la gestión pública no le interesa la satisfacción del cliente, lo que le interesa es cumplir con las reglas y regulaciones y sus cadenas jerarquías de mando, no le interesa ser eficientes porque los trabajadores públicos creen que el servicio se da cuando se pueda y no cuando el cliente lo requiera. Si evaluamos el desempeño de la gestión pública en el manejo de la pandemia por el coronavirus vemos que es ineficiente, lenta, incompleta y, por si esto fuera poco, en muchos casos hay corrupción. Es por eso que no podemos seguir con una gestión pública de los años 30 o 40. Hoy necesitamos una gestión pública influenciada por el espíritu empresarial, o sea, una gestión flexible, adaptable y responsable de sus clientes para entregarle un servicio de calidad, pensando siempre en satisfacer al cliente. Hoy se requiere instituciones públicas que gobiernen por la percepción y los incentivos antes que mediante órdenes obligatorias que desarrollen en sus empleados un sentimiento de responsabilidad frente a los usuarios o clientes, a quienes hay que satisfacerlo. Para lograrlo se requiere cambiar la gestión pública burocrática en otra que esté influenciada por el espíritu empresarial, que se requiere para esta época tan cambiante, rica en información globalizada y accesible con los siguientes principios, según David Osborne y Ted Gaebler.
El Gobierno debe llevar el timón del barco y no debe remar, debe ser promotor, coordinador activador de iniciativas privadas y comunitarias para resolver los problemas de la sociedad, dictando las políticas públicas (timón) y convocando a todos, para la prestación de servicios de calidad (remar).
Involucrar a la comunidad en la solución de sus problemas, por ejemplo, conversar con las personas involucradas para lograr la licencia social en todos los proyectos mineros, capacitar a la población en el cuidado de su salud.
Las empresas estatales y privadas deben competir en la prestación de servicios y eliminar todo tipo de monopolios.
Toda gestión debe estar inspirada en los objetivos (la vida y la salud) y no en las normas y procedimientos.
Evaluar a los funcionarios públicos en función a logro de objetivos, búsqueda de soluciones y no solo en el cumplimiento de las normas y procedimientos.
Buscar la participación y trabajo en equipo y la jerarquía debe ser horizontal.
Reconocer y recompensar el éxito, creando una cultura corporativa y reconocer el fracaso para corregir.
La gestión pública debe estar inspirada en el cliente para satisfacer sus necesidades y considerar a los ciudadanos como verdaderos clientes.
La GP debe invertir y no gastar, hacer uso racional de los recursos y priorizar los problemas del país, debe ser previsora, más vale prevenir que curar. Ejemplo, si diagnosticáramos a todos los cánceres en estadios incipientes, ahorraríamos porque no tendríamos muchos casos en estadios avanzando (alto costo).
La GP debe estar orientada al mercado, las obras que se hacen en una comunidad deben ser pensando en las necesidades de la comunidad y no en el número de votantes que hay en la zona. Hacer uso de la tecnología de la información y ejecutar un plan anticorrupción severo.
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