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OPINIÓN | Eduardo González Viaña: "Primer día sin monstruos"

"Tanto en sus discursos como en su propia ejecutoria de vida, Sagasti ha mostrado ser sensato, tolerante y civilizado, muy por encima incluso del jefe de su partido".
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18-11-2020

Hoy es nuestro primer día sin monstruos. La designación de un presidente decente y la elección de una directiva decorosa en el Congreso se la debemos a los muchachos que desbordaron calles y plazas en todo el Perú, desafiaron una sanguinaria represión y, al final, se impusieron sobre la mafia sin más armas que sus brazos levantados y su cólera.

Hay una distancia kilométrica entre Francisco Sagasti y sus antecesores inmediatos desde 2016. Su maestría y doctorado lo colocan a considerable trecho de un semiextranjero vulgar apellidado Kuczynski quien comenzó la tragicomedia, de la señora Mercedes Aráoz, complicada en la masacre de Bagua, del defenestrado Martín Vizcarra y, por fin, de Manuel Merino, el personaje final en cuya hoja de vida figuran una sucinta y dudosa secundaria y algunas antiguas fotos como guardaespaldas.

No es tan solo esa la diferencia sino también la limpieza de su conducta en un Congreso donde el 60 por ciento de sus integrantes tiene prontuario, vale decir investigaciones abiertas por corrupción e incluso uno, por homicidio. En medio de nuestra “clase política”, un hombre decente es una excepción.

Peor todavía, siempre se sospechó que la vacancia del presidente Vizcarra había sido urdida por los ejecutores con el fin de tomar el control de los organismos fiscalizadores y sacar del camino a los fiscales y jueces valientes. Tal es la razón por la que, en toda una semana de su captura de Palacio, los golpistas no consiguieron que les llegara reconocimiento alguno.

Y por fin, tanto en sus discursos como en su propia ejecutoria de vida, Sagasti ha mostrado ser sensato, tolerante y civilizado, muy por encima incluso del jefe de su partido. No es posible enjuiciar su ideología porque en el Perú - a diferencia de la mayoría de los países civilizados - los bandos políticos no la señalan. Les basta identificarse con un color que en este caso es el morado.

¿Qué va a pasar ahora? Hay dos muertos, decenas de heridos y algunos desaparecidos. Se dice que va a haber investigaciones. ¿La propia policía se va a autoinvestigar? ¿Y por qué tendría que hacerlo si la orden partió de los usurpadores? ¿Habrá que decir como se dijo en otros casos que los caídos se suicidaron?

¿O se terminará empapelando y terruqueando a algunos de ellos para desprestigiar y criminalizar las gallardas y pacíficas marchas de los jóvenes?

No, por favor, no más monstruos.