Columnistas

OPINIÓN | Eduardo González Viaña: "Madeleine, una heroína peruana"

"El 3 de mayo de 1945, en vísperas de la rendición de Alemania, la joven se desmayó y no volvió a levantarse. No hay muchos que la recuerden en su Lima natal".
Gonzalez-Viaña-Madeleine-Exitosa
08-02-2022

- ¡Dónde está Dios! - clamó el rabino belga Isaac.

Su compañero de infortunio, un rabino polaco, no pudo responder. En el campo de concentración de Sachsenhausen, ambos estaban de pie obligados a presenciar una escena perversa.

Los nazis habían condenado a un joven a ser ahorcado y lo tenían en un tabladillo. Le rodearon el cuello con una cuerda. Sin decir palabra el prisionero quizás, se encomendó a Dios.

Cerca de ellos, entre los presos, se encontraba la joven peruana Madeleine Truel.

El condenado era un joven atlético, y los nazis habían arreglado la horca de una forma tal que no muriera rápido. Querían que se estremeciera y que su agonía durara más.

A Isaac no le extrañaba tal acto de ferocidad, porque la extrema derecha es necesariamente perversa. Le asustaba más bien que Dios no pudiera impedir la escena.

¿Qué hacía una muchacha peruana dentro de esa multitud de presos uniformados? Madeleine había nacido en 1904, en Lima. Estudió en el colegio San José de Cluny, y su familia le había inculcado un catolicismo practicante.

Sus padres murieron jóvenes y Madeleine viajó a Francia para estudiar filosofía en La Sorbona. Cuando la apresaron, trabajaba como asistente en el Banco Bilbao.

Sus aficiones literarias la llevaron a publicar “El niño en el metro”, un libro cuyo personaje es un pequeño judío durante la ocupación.

En esa época, los nazis descubrieron que centenares de judíos habían escapado de Francia con documentos falseados.

Además, apresaron a un líder comunista cuyos documentos de identidad tampoco eran legales.

La resistencia francesa se estaba volviendo muy hábil, y eso no lo podían permitir. El 19 de junio de 1944, Madeleine fue apresada por la Gestapo por falsificadora y sufrió tortura, pero no delató a nadie. Con la biblia bajo el brazo derecho, acompañaba en la terrible marcha de la muerte a miles de prisioneros judíos, comunistas y españoles republicanos.

Lamentablemente, la muerte no esperó. El 3 de mayo de 1945, en vísperas de la rendición de Alemania, la joven se desmayó y no volvió a levantarse. No hay muchos que la recuerden en su Lima natal. Tal vez esta nota contribuirá a que sepan quién fue esa heroína.

Tal vez en Dachau, mientras pataleaba el condenado a la horca, el rabino mudo levantó el dedo, mientras su compañero repetía:

- ¡Dónde está Dios!

- Allí contestó mientras señalaba al condenado.

Más de Eduardo González Viaña:

OPINIÓN | Eduardo González Viaña: "La saga de los Rabines"

OPINIÓN | Eduardo González Viaña: "La alcaldesa de los calzones"

OPINIÓN | Eduardo González Viaña: "Memoria de España: El cura de Loscorrales"