OPINIÓN | Carlos Jaico: "Unidos, solidarios y responsables"
Para nuestra generación, la vida política empezó en 1968 con el golpe de Estado a Fernando Belaunde y la llegada de Juan Velasco Alvarado, dando inicio a la reforma agraria y lo que fue un régimen sin planificación ni visión. Aprendimos lo que era el “toque de queda” y el desfile de tanquetas. Colmo de males, el domingo 31 de mayo de 1970 un terremoto de 7.8 en la escala de Richter abrió la tierra en Chimbote con un aluvión que sepultó Yungay. En cuestión de minutos, casas y edificios fueron destruidos causando miles de víctimas, preparándonos para otro sismo que llegaría en 1974.
Para lo que no nos preparó, fue para el golpe al gobierno de Velasco el 29 de agosto de 1975, el cual se inauguró con huelgas, saqueos y muertos. Luego llegaría la Asamblea Constituyente de 1979, como un respiro esperanzador para nuestra joven democracia. Esta etapa le abrió el camino a Belaunde, ya con 68 años y sin mayor idea de los nuevos retos por afrontar. Este tiempo de calma fue corta y violentada por las hordas asesinas de Sendero Luminoso y el MRTA, comenzando la década de apagones y coches-bomba. Y, como una desgracia nunca llega sola, en 1985 fue electo Alan García inaugurando la hiperinflación, la escasez y las colas para todo. Este fue el inicio de la generación de políticos mediocres, amantes del cinismo y del “floro” de Azángaro, que tanto daño le han hecho al Perú, a su economía y a sus valores. Ambas desdichas empujaron a nuestra generación al exilio forzado, en busca de un mejor futuro. Buscamos en tierras lejanas y distintas formarnos, aprender y trabajar con la firme convicción de algún día regresar y poner nuestra experiencia al servicio de la patria.
La lucha no acabó allí y el 2000 había que vacar al tirano Alberto Fujimori, empoderado por una década de corrupción y apoyado por una camarilla de militares traidores a la memoria de Quiñonez, Grau y Bolognesi. Cuando pensábamos que todo había pasado, debimos enfrentar a los herederos de la corrupción que hasta ahora intentan hacerse del poder político. Y para cerrar con los males de esta década, enfrentamos al Covid-19 y sus cepas.
Sin embargo, generación tras generación hemos podido avanzar sin perder la fe en el futuro y en nuestras fortalezas. Agradezcamos hoy que podemos seguir soñando con un país mejor, construyendo en democracia para salir adelante unidos, solidarios y responsables. Pase lo que pase. Pese a todo y contra todo.