OPINIÓN | Carlos Jaico: "La granja de los animales"
George Orwell escribió su fábula "La Granja de los Animales", en la que un grupo de cerdos tomaba por asalto la granja donde vivían y, a su conveniencia, modificaban la ley fundamental para someter a los otros animales y perpetuarse en el poder.
Lo que vemos actualmente con las candidaturas, es casi una caricatura orwelliana. Así, la democracia pierde credibilidad y la inestabilidad institucional se vuelve una constante, con su lote de caos y muerte. Y no es tanto la responsabilidad de los que postulan, porque personajes pintorescos, mitómanos, fanatizados, caudillescos y lenguaraz los vemos cada cinco años. Se podría decir, y con justa razón, que es responsabilidad del electorado, el cual entra en una psicosis de búsqueda apremiante de soluciones rápidas a problemas complejos; de palabras mágicas que solucionan todo y, colmo de la inocencia consciente, creen que el candidato lo podrá hacer.
Y es que, en fase electoral, parte del electorado hace del candidato un dictador, con súper poderes. La mentira va entonces en ambos sentidos. El elector vive con la esperanza de que “algo cambie”, buscando discursos verticales y sin mayor explicación ni fundamento. Se queda en la superficialidad, la cual complace la necesidad de sus oídos por escuchar “soluciones”. El candidato conoce esta angustia y asesta ofertas al por mayor, sin importarle el daño que le hace a la credibilidad de las instituciones. Ambos viven en un círculo vicioso de mentiras y auto complacencia.
Parte del electorado olvida que seis expresidentes han terminado investigados y condenados -entre otros delitos- por corrupción. Que su elección fue la causa del desmoronamiento institucional, porque se permitió que la inmoralidad, mediocridad y el tráfico de influencias plagaran los poderes del Estado. Es cierto que algunos escondieron bien su treta, sin embargo, de la malicia de otros ya estábamos bien advertidos. Pero pese a todo se les permitió seguir defraudando. Hoy los retoños de esta época fallida vuelven a candidatear sin el menor remordimiento. Al parecer no se ha aprendido de las falsas promesas electorales, como “la gran transformación” de los Humala/Heredia. O los fusilamientos a corruptos de su hermano Antauro, quien ahora tiene 13 congresistas, cuya inepcia supera al Congreso fujimorista 2016-2019.
Para colmo de males, los candidatos orwellianos tienen su corte de arribistas como candidatos al Congreso, cuya ambición supera el miedo al caos o las muertes que un gobierno fascista conlleva.
Despierta peruano, en el Perú y en el extranjero, que la democracia no es juego, y que de no hacerlo despertarás en la dictadura y retroceso por los próximos treinta años.
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