22/10/2020 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Poco después de la Revolución Francesa, Emmanuel Kant planteó en sus “Lecciones de Antropología” que el pensamiento no está hecho para aislarse. Muy por el contrario, está hecho para entrar en contacto con los demás y ponerse a prueba, a través de la comunicación. Expuso ese punto de vista en el opúsculo “¿Cómo orientarse en el pensamiento?”, denunciando el oscurantismo que hacía imposible cuestionar los dogmas religiosos, que circulaban sin crítica ni examen.
Él sabía que las amenazas a la libertad de pensar no habían pasado y que ahora, con el nacimiento de los Estados, esta libertad podía ser arrebatada por un poder superior: “Ese poder externo que priva a los hombres de la libertad de comunicar públicamente sus pensamientos los priva también de la libertad de pensar, y este es el único tesoro que nos queda en medio de todas las cargas civiles”. El tiempo le sigue dando la razón, hoy que nos adentramos en la tercera revolución industrial, llamada Sociedad de la Información con el acceso a Internet.
Este avance tecnológico, ha permitido que la libertad de expresión tanto como la comunicación del pensamiento y las ideas, tengan la posibilidad de llegar al mundo. Sin embargo, esta posibilidad se ve limitada por dos factores. El primero, es la ausencia de conectividad en determinadas zonas lo cual genera una brecha digital. En este caso, acceder o no a internet marca la diferencia entre la prosperidad o la pobreza, el conocimiento o el analfabetismo, las oportunidades o el retraso. Convendría entonces impulsar el acceso a internet para ese 50% de la población peruana que, sin conectividad, vive aún en la desinformación y la informalidad. De allí que el Tribunal Constitucional (N°002-2001-AI/TC), califique a internet como el derecho habilitador de diversos derechos fundamentales.
El segundo, Internet representa para la humanidad un vector de progreso al haber dotado a los ciudadanos mayores medios de acción, dándole voz a quienes no la tenían, creando vínculos a nivel planetario, permitiéndoles ejercitar plenamente sus derechos de expresión, asociación y comunicación. La democracia se ha visto así fortalecida. De allí la necesidad de hacer que el acceso a internet sea libre y abierto, para impedir que los gobernantes y sus Estados, como lo anunciaba Kant, hagan que el mundo regrese al oscurantismo.
Hacer del derecho de acceso a internet un derecho fundamental, es el paso que debemos dar adoptando así una visión innovadora de país. Aquel que apoya su desarrollo en las tecnologías de la información y comunicación.