OPINIÓN | Ántero Flores-Aráoz: "Vacunas: lucro o solidaridad"
Después de las fundadas críticas al manejo de la crisis sanitaria y económica originada en la pandemia del Covid-19, lo que fue de responsabilidad del gobierno sucesor del Dr. Kuczynski, por fin podemos expresar satisfacción de los recientes anuncios de la actual administración gubernamental nacional, en el sentido que ya se empezó a adquirir las deseadas vacunas.
Siempre habrán “peros”, como que no se conoce el cronograma general de la llegada de las vacunas, así como del de su aplicación, el costo de ellas, su eficacia y consideraciones colaterales, pero lo principal es que por fin se dio el paso en la dirección correcta.
Aprovechando la circunstancia relacionada, deseo insistir en un aspecto que he tratado anteriormente, como es la falta de adecuado trato a las consecuencias de la pandemia, desde la perspectiva internacional, en que ha faltado el suficiente esfuerzo de las Naciones Unidas (ONU) y de los países que la conforman, para lograr tratamiento uniforme, tanto para atender a los afectados por el virus, como para suministrar vacunas que eviten contagios.
Se esperaba que, además de la acción de la Organización Mundial de la Salud (OMS), hubieren acuerdos políticos dentro de la ONU para celebrar tratados que pudieren universalizar el tratamiento sanitario de la pandemia, la investigación para las vacunas, su producción, almacenamiento y suministro, así como su colocación a la población.
Adicional a lo expuesto, era deseable encontrar fórmulas jurídicas para que la vacuna contra el Covid-19, considerada bien público por la propia Naciones Unidas, dejen en suspenso temporalmente las patentes y los efectos económicos de su explotación por las industrias farmacéuticas y, lo que es mucho más serio, romper las diferencias entre los países que tienen facilidades financieras y situación económica boyante para adquirirlas, de los que tienen más que dificultades.
La salud es un tema de Derechos Humanos, en que agravia a la inteligencia y al principio de solidaridad entre los seres humanos, que, en unos países por sus características y situación económica privilegiada, hayan podido conseguir las vacunas, mientras que otros países tendrán que ponerse en cola y esperar la caridad internacional, para siquiera pensar en proteger a sus poblaciones.
El autor de esta nota es firme creyente de la economía de mercado, con adjetivo social, en que es perfectamente atendible el lucro, pero que en situación de emergencia mundial como la que vivimos, tiene que primar el principio de solidaridad, que iguale a los seres humanos en el derecho a la salud, a su recuperación y, a la prevención por medio de la vacunación universal.
Algo se ha podido hacer con la iniciativa COVAX, que involucra a 172 países y a varias organizaciones de ayuda internacional, pero ello por más loable que sea, no resuelve todas las carencias, siendo necesario que las Naciones Unidas haga el rol que le corresponde y ojalá se pudiese aprender, de personas que en todo el universo han sido solidarias, como aquel peruano que no especuló con el oxígeno medicinal, sino que lo siguió entregando a precio justo.
También te puede interesar: OPINIÓN | Ántero Flores-Aráoz: “Ruidos molestos”
También te puede interesar: OPINIÓN | Ántero Flores-Aráoz: “Educación: desatinadas decisiones”
También te puede interesar: OPINIÓN | Ántero Flores-Aráoz: “Vacunación planificada”