China y Rusia se acercan a los talibanes tras retirada de Estados Unidos
Tras la retirada de Occidente, en especial Estados Unidos, de Afganistán, otras naciones están interesadas en tender puentes y establecer inversiones a futuro para explotar su potencial minero, en especial, las “tierras raras” -17 elementos químicos poco comunes en estado puro- que se utilizan en los microchips y otras tecnologías.
Un informe preparado por la BBC de Londres da cuenta de este interés de naciones como China, Rusia, Pakistán e Irán. De estos países, Rusia y China buscan explotar sus minas, según refiere la BBC.
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En la memoria rusa está todavía la guerra de una década que libró -y perdió- la Unión Soviética contra los insurgentes afganos entre 1979 y 1989. Aunque hoy en día sus intereses en Afganistán son escasos, la inestabilidad en el país podría tener un gran impacto en sus vecinos del norte que son antiguos estados soviéticos, y que están todavía estrechamente vinculados a Rusia.
Lo que Moscú teme que Afganistán se convierta en un refugio seguro para los yihadistas, especialmente los seguidores del llamado Estado Islámico (EI).
El Dato: Irán ha acogido a los líderes talibanes y también les ha proporcionado armas y apoyo financiero. A cambio, los talibanes se han mostrado más complacientes con los chiíes afganos, en particular con la comunidad hazara.
Tal es el interés ruso que Moscú no tardó en reconocer el poder de los talibanes y comenzó a relacionarse con el grupo, incluso antes de que las tropas occidentales comenzaran a retirarse.
En cambio los intereses de China en Afganistán son económicos y también de seguridad. Con la retirada de Estados Unidos, las empresas chinas se encuentran en una buena posición para explotar el potencial minero de Afganistán, incluidas las “tierras raras” que se utilizan en los microchips y otras tecnologías de vanguardia.
Los expertos estadounidenses estiman que las reservas afganas tienen un valor de USD 1 billón, mientras que el propio Gobierno afgano estima que su valor es tres veces mayor.
Pero las empresas chinas siguen midiendo los riesgos políticos y de seguridad, según informó el 24 de agosto el periódico chino de asuntos internacionales Global Times.