16/03/2021 / Exitosa Noticias / Edic. impresa / Actualizado al 09/01/2023
Esta vez no se trata de cambiar solamente la titularidad de la Presidencia de la República sino de construir un Perú bien diferente a partir del 28 de julio. Entonces, lo primero que tiene que haber son cambios profundos y no continuismo, o sea, transformaciones profundas en el Estado, la economía y la sociedad.
Estamos cansados de más de lo mismo desde hace dos siglos: grandes grupos económicos que capturan el Estado para su beneficio particular, gobernantes corrompidos, pisoteo de los derechos ciudadanos, concentración de la riqueza en pocas manos y un poder político centralista de espaldas a las necesidades y demandas de las clases populares y medias.
Tenemos clase dominante pero no clase dirigente y el Estado está en mal estado. ¿República? Solo de nombre, pues la Independencia fue secuestrada por los criollos apenas fue declarada, tal como lo afirman Jorge Basadre y Pablo Macera. Urge un viraje.
El ultraconservadurismo, con gran cinismo, pretende presentarse como “lo nuevo” e inventa la historia de que “la izquierda ha gobernado el Perú”. Para estos practicantes de la ficción, “hubo un régimen comunista”. ¿Cuándo? Supuestamente con Velasco, Morales Bermúdez, Belaunde y García. Lo real es que el primero promovió algunas reformas antioligárquicas, dejando intacto el poder del gran capital financiero e industrial. El gobierno dictatorial de Morales B. inició los antipopulares “paquetazos” económicos. Luego, en el marco democrático, tanto el gobierno APPPC presidido por Belaunde (prometió 1 millón de empleos y culminó con más de 1 millón de despedidos), como el de García (el de los dólares MUC privilegiando a unos cuantos, aunado a sus grandes “negociazos”), sirvieron en esencia a los grupos de poder económico.
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El decenio fujimontesinista fue el de la privatización, eliminación de derechos de las personas, corrupción mayúscula y terrorismo de Estado (grupo “Colina” y arrasamiento de civiles) en respuesta al terrorismo senderista. Cuando huyó el ahora reo Fujimori, Paniagua inició la transición democrática. La truncó el siguiente presidente, Toledo, al plantear que era “el segundo piso del fujimorismo”, o sea, el continuismo al servicio de la KONFIEP. Posición también asumida por Alan García, Humala (quien cambió la gran transformación por la gran traición), Kuczynski y Vizcarra; unidos por el entreguismo y la corrupción; y Merino le añade el golpismo, lo que es negado por Acción Popular. Obviamente a nivel económicosocial actualmente seguimos en lo mismo.
Que no nos metan contrabandos pretendiendo adulterar nuestra historia. Por eso, recuperando el sentido de la gesta de Túpac Amaru-Micaela Bastidas y el anhelo libertario, tenemos que hacer cambios de fondo que garanticen salud, educación y trabajo, sobre todo para los de abajo; afirmando la soberanía, construyendo prosperidad para todos, priorizando lo público, el bien común y la lucha anticorrupción; y en lo inmediato garantizando la vacuna universal y gratuita.
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