27/07/2021 / Exitosa Noticias / Edic. impresa / Actualizado al 09/01/2023
La legalidad del gobierno del presidente Castillo está fuera de discusión. La inmensa mayoría de peruanos así lo considera, salvo algunos testarudos con vocación golpista. Ahora, el desafío del profesor rural y rondero refiere a la legitimidad ciudadana, para lo cual requiere construir una amplia mayoría social y política, un gran bloque de las clases populares y medias que garanticen que haya una real gobernabilidad democrática.
La reciente encuesta del IEP revela que el 50% tiene esperanza y confianza en el gobierno entrante, (en el Sur y el Centro supera el 60%) mientras que el 29% siente incertidumbre, sector al que el presidente Castillo tendrá que ir convenciendo con acciones y gestos concretos. Por ejemplo, el gabinete en formación no puede reducirse a Perú Libre y otras fuerzas de izquierda (Nuevo Perú, Juntos por el Perú); debe incluir a sectores patrióticos, progresistas y democráticos que asuman el compromiso de realizar cambios profundos y no superficiales, en base a un proyecto de desarrollo nacional que sea el sustento de un renovado pacto social a fin de transformar la economía, el Estado, la sociedad y la cultura.
La elección de la Mesa Directiva del Congreso constituye una clarinada de alerta: las dos listas que compitieron (Alva de AP y Montoya) revelaron, en mayor o menor medida, una inocultable vocación excluyente; aunque la inexperiencia de PL y la mirada rígida y autosuficiente, facilitó que alguien que defendió el golpe de Merino sea la nueva presidenta del Parlamento.
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Sin arriar banderas y actuando con realismo, el nuevo presidente debe responder a las expectativas de la gente que votó por él, sumando progresivamente a aquellos que apoyaron a la Sra. K por miedo al supuesto “comunismo”, y que hoy en un 80% la rechazan. Evidentemente, no se votó por un ideario sino por las propuestas básicas del Plan Bicentenario en salud y educación como derechos humanos fundamentales y no como servicios o mercancías, priorizar las Pymes y no los monopolios ni oligopolios, la gestión soberana de nuestro patrimonio natural y cultural y no el entreguismo, entre otros puntos.
El presidente Castillo necesita canalizar y organizar el apoyo que necesita al mantenerse la polarización y constatando que la derecha no ha abandonado su plan golpista para vacarlo. La formación del Frente Nacional por la Democracia y la Gobernabilidad podría ser el espacio amplio de respaldo a nivel local, regional y nacional, obviamente a través del diálogo social y la participación y vigilancia ciudadana frente a posibles actos de corrupción o falta de resultados.
Doscientos años después del grito libertario de 1821, lo avanzado es insuficiente debido a que tenemos una clase dominante que -por su codicia, clasismo y racismo- no es una clase dirigente; la que capturó el Estado anteponiendo sus intereses particulares y no el bien común. Por eso urge un cambio liberador y su concreción depende del esfuerzo colectivo para que tengamos justicia y libertad.
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