03/06/2022 / Exitosa Noticias / Edic. impresa / Actualizado al 09/01/2023
Meses con bombos y platillos que la refinería de Talara entraría en funcionamiento en abril del presente año, lo que supuestamente significaría la “revolución de la industria petrolera”; para luego anunciar, que dicho acontecimiento sucedería en setiembre, nada más alejado de la verdad.
La impronta de este gobierno es repentizar y moverse en lo incierto. Como para que no quede dudas de esta línea de conducta, el día de ayer, ante la Comisión de Energía y Minas del Congreso, el presidente de Petroperú, Humberto Campodónico, informó que el periodo de prueba de esa planta debe estar culminando en el cuarto trimestre de este año; vale decir, que entrará en operación plena el próximo año, si la dicha y ventura acompaña a la empresa estatal.
La refinería de Talara es el mejor ejemplo de la farra y despilfarro, se trata de un proyecto que se presupuestó en US$1,000 millones y hasta ahora viene costando la friolera de US$5,083 millones, que no considera intereses y a la que hay que adicionarse otras inversiones, dixit Humberto Campodónico. Pero los problemas van más allá, la rebaja de calificación de la empresa a “BBB-“ por Fitch Rating.
La situación de insolvencia de la empresa que ha determinado una operación de rescate del Estado por US$750 millones, dispuesto por D.S.010-2022, que autoriza al tesoro público apoyarla transitoriamente para que pueda cumplir con sus obligaciones de corto plazo.
La paralización desde febrero de 2020 del lote 192, el principal yacimiento de explotación petrolera del país, habiendo dejado de generar US$390 millones en los 2 últimos años; además, de la necesaria inversión adicional para reactivar su actividad del orden de los US$800 millones y potenciarla a su capacidad máxima de producción, que la empresa no esta en la capacidad de asumir, tal como se ha señalado, acaba de ser objeto de un rescate financiero y no tiene recursos para invertir.
Los problemas del oleoducto, que son de urgente solución, de lo contrario perdería US$40 millones al año. Este proyecto podría terminar siendo un elefante blanco, pues el país consume cerca de 200 mil barriles diarios de derivados de petróleo, pero produce en promedio 35 mil barriles, debiendo importar el excedente, según refiere Felipe Cantuarias, presidente de la Sociedad Peruana de Hidrocarburos. Resulta una ironía que para poner en prueba la refinería se tuvo que importar petróleo de Ecuador.
El Perú es deficitario en producción de petróleo, se debe convocar a la inversión privada para nuevas exploraciones y explotación de hidrocarburos, de lo contrario la refinería de Talara terminará siendo un monumento a la incompetencia y despilfarro, que como siempre terminaremos pagando todos los peruanos y, sobre todo, con la “pauperización de los más pobres” aunque esto sea una tautología, millones de peruanos seguirán careciendo de agua y desagüe, de escuelas dignas y salud de calidad.
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