24/02/2022 / Exitosa Noticias / Edic. impresa / Actualizado al 09/01/2023
Al inicio se usó el producto nacional bruto (PNB) que difiere del PBI al incluir los flujos netos hacia y desde el extranjero. El PBI reemplazó al PNB en el uso estadístico de los Estados Unidos, en noviembre de 1991 y se convirtió en un elemento central de un enfoque estadístico de las políticas económicas y monetarias.
El factor humano que subyace a toda actividad económica ha sido ignorado. Nació la macroeconomía con su enfoque basado en las matemáticas y los aumentos en el PBI se asocian con la riqueza nacional y las mejoras en los niveles de vida. Pero no está claro las distinciones entre dinero, moneda y crédito. Ellos son ignorados en el PBI. Simplemente suman todas las transacciones registradas en un año y evaden las transacciones de inversión en los mercados secundarios. Y, además en bienes de segunda mano, efectivo y actividades ilícitas y ajustes a la inflación.
La discusión del PBI va incluso a la banca en la sombra y fondos de cobertura. Solo en Estados Unidos, los pasivos bancarios en la sombra crecieron de U$2.5 billones en 1990 a U$16.5 billones, en comparación con los pasivos bancarios convencionales de $12.5 billones en el momento de la crisis de Lehman.
En la década de 1990, la industria de los fondos de cobertura comenzó a florecer y la banca en la sombra creció con ella. Esto condujo a niveles crecientes de crédito no declarado en el sistema. Culminó en la crisis de la propiedad residencial en 2007-2008 y la quiebra de Lehman.
Desde marzo de 2020, cuando la Fed redujo su tasa de fondos e instituyó una flexibilización cuantitativa de U$120 mil millones cada mes, por la pandemia, la cosa se complicó aún más. Y en eso estamos hoy en día.
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