06/02/2022 / Exitosa Noticias / Edic. impresa / Actualizado al 09/01/2023
Los lunares son las marcas más comunes en la piel que pueden variar en tamaño, forma, color y volumen. Sin embargo, es importante reconocer algún cambio sospechoso en su apariencia a fin de detectar en forma temprana de cáncer de piel.
Esta pigmentación puede crecer a lo largo del tiempo por diversas razones: exposición prolongada al sol, factores genéticos, embarazo, entre otras. Aquí radica la importancia de que un especialista, en este caso un dermatólogo, analice estas variaciones y descarte cualquier patología oncológica.
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◼ Autoexploración
En el marco del Día del Lunar (6 de febrero), el cirujano oncólogo Mauricio León, experto en cáncer de piel de la Clínica Ricardo Palma, recomienda a todas las personas autoexplorar de forma regular sus lunares para recibir atención médica oportuna, en caso de ser necesario.
Felizmente, es posible detectar a tiempo si un lunar es peligroso gracias a la regla del ABCDE:
“A” de asimetría. Si coloca un espejo por la mitad del lunar, ambas partes deben ser iguales; si esto no es así, es un signo de alarma.
“B” de borde. Si el borde de la lesión es irregular, «festoneado», es otro signo de alarma.
“C” de color. Normalmente los lunares benignos tienen un color homogéneo, como marrón, azul o rojo. En cambio, las lesiones malignas presentan varios colores.
“D” está relacionado al diámetro, cuando el lunar excede los 6 milímetros podría ser un cáncer de piel.
“E” de evolución. Si detectamos que un lunar cambia, pica o se ulcera y/o sangra, puede tratarse que uno maligno.
Es fundamental monitorear cualquier cambio en el lunar. La mejor forma de hacerlo es tomarse una foto y repetirla en 6 meses para así poder compararla. Si los lunares sangran o pican, hay que visitar al dermatólogo.
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