La literatura adquiere una misión distinta cuando hay dictaduras
“Basta con que en un país se recorten la libertades, se reduzcan esos márgenes para criticar a los Gobiernos o las distintas instituciones para que la literatura se vaya cargando de una cierta vivacidad crítica”, así se refería el Nobel de Literatura peruano Mario Vargas Llosa durante la inauguración de la cátedra que lleva su nombre.
“No es verdad que cualquier clase de lecturas valen lo mismo, leer mala literatura puede tener consecuencias muy malas para los lectores, una de las razones de ser de la cátedra es enseñar a leer bien o mejor de lo que leen” señaló el narrador al advertir que mientras que en las naciones con regímenes totalitarios adquiere una misión distinta.
El jurado recibió 412 postulaciones para esta cuarta bienal, y entre los cinco finalistas que podrían ganar los 100,000 dólares están la argentina Selva Almada por No es un Río; la española Rosa Montero por La Buena Suerte; la mexicana Carmen Boullosa por El libro de Eva; el colombiano Juan Gabriel Vásquez por Volver la vista atrás; y el chileno Alejandro Zambra por Poeta Chileno. La Bienal abrirá su primera mesa de discusión con una charla entre los cinco autores, en la Universidad de Guadalajara.
Contando a los cinco finalistas, a la Universidad de Guadalajara llegarán también otros treinta autores como el peruano Santiago Roncagliolo (cuya nueva novela Y líbranos del mal trata el tema del abuso sexual en la iglesia católica), la argentina Gabriela Cabezón Cámara (su novela Las Aventuras de la China Iron fue nominada al premio Booker el año pasado) o el colombiano Santiago Gamboa (cuya nueva novela Colombian Psycho trata el tema de los desaparecidos en su país).
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“La literatura ha sido un refugio para el alma de todas las personas: gracias a las ficciones hemos podido viajar y vivir otras vidas”, sostuvo Raúl Tola, director de la cátedra.