Esa gesta puneña que en 1923 fundó la república aymara
Hace casi 99 años, una comunidad puneña buscaba hacer realidad un sueño: crear una república aymara. Para ello, nombró un presidente, trazó calles y plazas, proyectó ministerios, universidades y escuelas. La ilusión de revivir el Tahuantinsuyo duró apenas cuatro meses y fue barrida por el Ejército, y muchos de sus dirigentes ajusticiados.
Uno de los ejecutados por la sublevación fue Mariano Luque Corimayhua, un personaje que dirigió el levantamiento campesino de Huancho Lima. Fue el primero en fundar una escuela clandestina en su casa.
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En los siguientes años, Luque se convirtió en un gran maestro rural, hizo construir un local para el funcionamiento de la escuela, cuyas ruinas se aprecian hasta hoy. Así empezó la Primera Escuela Rural Nocturna de Aña Aña, Huancho (1910-1921), a donde asistían personas adultas de los dos ayllus de Huancané.
Esta institución clandestina fue el foco principal en la organización del campesinado y la posterior fundación de Huancho Lima. Además de aprender a leer y escribir, y capacitar en algunos oficios, se discutían temas relacionados con la realidad social y política, entre otros temas.
Cuando fue liberado de la cárcel de Huancané y conducido a Cocahuta, Luque fue fusilado y fondeado en el río Huancané la noche del 10 de enero de 1924, hace 98 años.
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Su hijo, Antonio Francisco Luque o Antonio F. Luque, fue una de las pocas personas de Huancho que tenía instrucción secundaria en esa época. Durante la sublevación campesina de Huancho Lima, también ocupó importantes cargos dirigenciales.
Era un campesino leído que conocía de trámites judiciales, hablaba español perfectamente, manejaba armas, asistía a congresos donde planteaba temas referidos a la educación. Incluso acudió al Parlamento para que se escuchara los reclamos campesinos. Al final no se hizo nada y por las armas se acabó la revuelta.