OPINIÓN | Roberto Rodríguez Rabanal: "Lo público, la solidaridad y una nueva Constitución"
La mayoría de peruanos expresan su acuerdo con el cambio de la Constitución de 1993 y solo el 27% se opone. Quienes optan por una nueva Constitución señalan que es necesario sancionar severamente a los corruptos y delincuentes, dejar atrás la herencia fujimorista y facilitar una mayor intervención del Estado en la economía; respuestas que parecían impensables hasta hace poco.
En cuanto a la necesidad de una mayor participación del Estado, no es casualidad que ante lo que viene ocurriendo durante la pandemia, según una reciente encuesta, el 72% considera urgente su concreción en cuanto a atención médica-de salud-farmacias, y el 73% en lo que respecta a educación.
Igualmente, para el 56% las empresas privadas no han sido solidarias durante la pandemia; las de telefonía y los bancos son las que peor nos tratan; y el 83% plantea que el gobierno debe poner más impuestos a los productos nocivos a la salud.
Mientras el 60% indica que la pequeña empresa sí se preocupa por el país, esta percepción baja al 21% al referirse a la gran empresa y al 17% tratándose de empresas extranjeras.; y seis de cada diez aseveran que la gran empresa paga coimas para obtener lo que necesita, dejando a la KONFIEP muy mal parada ante la ciudadanía.
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Esta situación reivindica lo público frente a lo privado y la solidaridad ante el lucro, yendo más allá en tanto no se trata de hacer pequeños cambios cosméticos sino profundos, por lo que la propuesta de una nueva Constitución va ganando adeptos progresivamente, siendo menester darle contenido a la propuesta de nueva Carta Magna como producto del más amplio consenso ciudadano.
En ese sentido, el cambio de Constitución requiere sustentarse en políticas para combatir la corrupción, el desempleo-crisis económica-pobreza, la inseguridad ciudadana, la pandemia del coronavirus-precariedad de la salud pública, y la educación inadecuada.
Si el 81% afirma que la situación peruana país es mala/pésima; y que los mayores temores conciernen a que caigamos en una gran crisis económica y/o que haya una segunda ola de Covid-19, corresponde proponer una nueva economía asociada a la creación de más trabajo con más derechos; que la inversión se haga respetando el medio ambiente y los territorios, preservando nuestro rico y variado patrimonio natural y cultural; y que el Estado sea reconstruido sobre bases soberanas y solidarias, priorizando la educación y la salud pública, la agricultura comunitaria y familiar, y apoyando sobre todo a la pequeña y microempresa.
Que la elección presidencial-congresal del bicentenario sea una oportunidad para no seguir con más de lo mismo ni escoger el mal menor. Ejerzamos nuestro poder ciudadano construyendo juntos el bien mayor: un Perú nuevo en un mundo nuevo.
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