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OPINIÓN | Roberto Rodríguez Rabanal: "Las Limas del Bicentenario"

lima
25-01-2021

Por: Roberto Rodríguez Rabanal

Sociólogo

Lima hace décadas que dejó de ser “la ciudad jardín” y “la tres veces coronada ciudad de los Reyes”, calificativo acuñado por los grupos de poder económico y político, cuya connotación es colonial. Esto es parte del pasado, de esa herencia excluyente, mientras que desde hace medio siglo empezó un vertiginoso proceso de migración, sobre todo desde las zonas andinas. Cabe recordar que la población urbana pasó del 47% del total nacional en el Censo del 1961 al 70.1% en 1993, y el mayor incremento se dio en Lima, generando los Conos alrededor de los distritos consolidados.

La política ultraliberal implementada durante el régimen fujimorista y quienes le sucedieron (Toledo-AG-Humala-PPK-Vizcarra), en vez de promover el desarrollo de ciudades inclusivas, trajo consigo mayor desigualdad: el centro financiero pasó a San Isidro, Miraflores se afianzó como un gran centro comercial y los sectores de mayores ingresos se mudaron a La Molina, Surco y San Borja, -donde viven la mayoría de congresistas- y persistieron en mirar por encima del hombro a quienes habitan en las “barriadas”, denominación que forma parte del racista “chip” gran burgués.

Las diferencias en cuanto a viviendas son enormes y cuando los políticos y ministros hablan sobre el tema, las familias de urbanizaciones populares, cooperativas y pueblos jóvenes saben que no se está hablando para ellas. El déficit de la vivienda social nunca fue un asunto de debate con los electores, sino con los empresarios. Ni siquiera luego de los terremotos e inundaciones se ha gastado en las familias. Hasta ahora ha sido tratada como un tema económico entre empresarios, constructores, cuando debe ser un derecho humano fundamental, por lo que el Estado no puede excluir a las familias que edifican sus viviendas progresivamente, sin ningún apoyo profesional.

En realidad, las grandes mayorías de la capital peruana no tienen una real representación congresal. Esto tiene que cambiar y propongo que a partir de la siguiente elección (2026) los parlamentarios sean elegidos por cada Lima, en proporción al número de electores, con lo cual los de Lima Norte, Lima Sur, Lima Este y San Juan de Lurigancho constituirán la mayoría y podrán ser fiscalizados desde los territorios, siendo una de cuyas obligaciones la rendición de cuentas periódica.

Debemos abrir paso a una nueva representación congresal, más cercana al ciudadano y, además, eliminar la “semana de representación” -por lo menos a nivel de Lima y Callao- pues esto se ha prestado a su uso deshonesto y frívolo. La representación no puede reducirse a una semana, tiene que ser permanente. La inmunidad parlamentaria debe ser eliminada. Antes del inicio del mandado congresal resulta indispensable la declaración de intereses, para que no se anteponga el interés particular. Si logramos estos cambios habremos dado un paso adelante en la democratización y en la transparencia. Actuando juntos por Lima, avanzaremos firmemente.

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