OPINIÓN | Miguel Humberto Aguirre: "¡Por favor..!, una cama UCI"
Es la frase, el saludo, casi de rodillas, destacado en las puertas de los hospitales de todo el Perú. Es el grito de angustia de esposos, hijos, hermanos y todas las familias retenidas en las calles circundantes, de establecimientos sanitarios, en todo el territorio.
Al aparecer la pandemia se habló de tener unas 1300 camas (UCI) Unidad de Cuidados Intensivos. Algo así como un 2,3 por cada 100 mil habitantes. Hoy, con mucha lucha, estaríamos en unas 4 camas, por la misma cantidad de ciudadanos.
Como señalan los entendidos no solo es una cama con respirador. Necesita personal especializado y jamás podrá faltar un intensivista.
Según documentos, los intensivistas son profesionales especialistas en el tratamiento y la curación de enfermos graves que precisan médicos intensivos. Médicos en pacientes en un estado de salud por diferentes patologías.
Las camas UCI fueron y son una guillotina para hogares peruanos donde, nunca, se pensó en su utilidad. Su poca previsión lo ha sufrido, y lo sigue sufriendo una comunidad. Un país. Muchos países. Hoy muchos hogares sufren la falta de una de ellas. Sus parientes, sus allegados, no tiene donde ir. Los artefactos ligados a la cama UCI llevan a lo mejor, a lo esperado del paciente. Eso no está. Se sigue esperando que la solución venga. Nadie sale a buscarla, como tampoco, a encontrar esos especialistas no, al parecer, muy cercanos. Una cama UCI el grito angustiado. Dolorido. Desesperado. Atormentado de todo un pueblo. De un país en todos sus rincones.
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