14/10/2021 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Es difícil olvidar la salida del campo de Paolo Guerrero en su último partido por la selección. Espinoso lo surgido desde la tribuna.
Hubo una congregación de mala memoria, por no señalar “mal agradecidos olvidadizos”, de lo mucho entregado, por Paolo, en la selección, y en los equipos donde otorgó su aporte.
Existieron pullas de agrio, o amargo sabor para quien, jamás, tuvo un gesto negativo y, darlo todo por sus colores.
Para muchos, el jugador, fue exigido sabiéndose de sus roturas a ligamentos cruzados, y los recrudecimientos de este mal. Él no se negó y, allí estuvo el resultado: debió viajar a Alemania buscando su recuperación total.
Los aficionados, aquel día, cuando lo vieron a abandonar, obligatoriamente el campo por presencia de la lesión, olvidaron los sacrificios de Guerrero impuestos, por él mismo, para defender la camiseta nacional. Fue una injusticia surgida desde las tribunas. Olvidaron un pasado, entregado por el jugador, sin restar nada. Muy por el contrario, entregándolo todo, incluyendo su futuro. Cuando se vive este tipo de iniquidad, se permite evaluar donde comienza, y donde termina la injusticia.
El futuro futbolístico de Paolo, en este momento, no es tan claro. Tan auspicioso. Él habló con las autoridades del Internacional de Brasil para encontrar, su restablecimiento, y poder continuar en su pasión. En lo vivido toda su vida.
Ojalá consiga regresar a las canchas. Volver a su club y la selección. Pueda, con la eficiencia de siempre borrar y, una vez más, todo transformarlo en éxito, como fue hasta el momento. Algunos periodistas brasileños se han sumado a los críticos locales. Guerrero guarda silencio. Solo le preocupa su lesión y, por ello, continúa luchando. Lo mejor para un jugador entregado, siempre, lealmente.
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