05/10/2021 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Si usted conoce a alguien, o tiene un amigo y, por qué no, un pariente con palpitaciones, angustia, desesperación, como un posible ahogo, no muy aficionado a compartir en familia: ESTÁ ENFERMO.
Padece de NOMOFOBIA.
Es producto de haberse separado de su inseparable: EL CELULAR.
La nomofobia habla de una adicción. De una dependencia. Ello lleva a un perfil clínico muy similar a las sustancias adictas.
Un celular olvidado en la casa da terror en quien lo dejó. Pierde el control y, lo mismo sucede cuando se gasta la batería, la cobertura no le permite el contacto.
El afectado se siente ausente de apoyo. Carece del soporte. “Naufraga” ante su entorno. Del respaldo brindado por el pequeño aparato. El afectado, sin él, se siente un náufrago en medio del océano de la vida. De la existencia.
Actualmente, en un hogar de seis personas, no solo compruebas seis móviles. También se debe agregar el de la señora, o joven, colaboradoras en la casa. Nadie deja de tener el estimulante.
Los estudiosos del tema aseguran que, en Perú, más de un 90 por ciento accede al internet. Y en ello una gran cantidad de celulares a disposición, hoy, con muchas facilidades para llegar hasta él.
La nomofobia domina a quien “la contrae” y ella, cuando hace un olvido de todo, lleva, hoy por hoy, a un escenario de mucho peligro. Las cifras de asaltos, con muertos, por arrebatar un celular, superan cifras ligadas al pequeño aparato, El “nomófobo” no se detiene ante la vibración del “móvil”. Ante su sonar y, con ello, se expone.
No lo olvides. Estás enfermo cuando dependes de aquel “aparato” que llevas en el bolsillo, o está encima de tu mesa de noche, o en tu oficina. En silencio, con solo una vibración, te somete. Cuidado. Mucho cuidado.
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