OPINIÓN | Manuel Altamirano: "La relevancia del mensaje"
En esta semana hemos sido testigos de cómo la mayoría de medios de comunicación, guiados por la corriente morada-caviar, dirigen la atención de la población al condenar y vapulear toda información que pone en tela de juicio las labores del Ejecutivo, a pesar de que las pruebas de corrupción eran tan evidentes, queriendo matar al mensajero sin importar la relevancia del mensaje ¿por qué tanto recelo?
Jorge Ramos, periodista de la cadena estadounidense Univisión, se refirió a la labor periodística de la siguiente forma: “... Creo que el periodismo es un servicio público y tenemos que hacer dos cosas. La primera es reportar la realidad tal y como es y no como quisiéramos que fuera y en eso creo que estamos de acuerdo. Pero la otra función, y creo que es más importante, es cuestionar a los que tienen el poder. Obligarlos a que rindan cuentas y ponerlos contra la pared. Para eso sirve el periodismo; si no lo hacemos nosotros, nadie más lo va a hacer”.
Entonces, ¿por qué algunos periodistas han perdido la capacidad de cuestionar? Si uno revisa a la mayoría de medios podrá darse cuenta de que todos siguen una misma línea, toman como verdad lo que el gobierno de turno emite, influenciados por el vizcarrismo, sin siquiera poner en duda los enunciados.
Hemos sido testigos de cómo algunos colegas, desde sus humildes tribunas, han ido denunciando actos de corrupción, como el caso de Martín Vizcarra y el VacunaGate, asimismo, desde el año pasado también se tenía rumores de la intervención del famoso Lagarto en la Fiscalía al lado de sus visitadoras, pero en vez de investigar lo que se denunciaba, la mayoría de medios de información nacional y periodistas influyentes decidieron pasarlo por alto, apelando a su soberbia y disminuyendo la veracidad de la información cuestionadora.
Luego de que un medio de comunicación, de antena fría y que “nadie ve” como dicen los caviares morados con el fin de minimizar la relevancia del mensaje, hiciera pública las evidencias preliminares de un informe sobre la eficacia de las vacunas chinas, muchos saltaron hasta el techo diciendo que lo que se quería era desestabilizar el proceso de vacunación y que este medio mentía, pero ahora como ya sabemos de la misma fuente (la Universidad Cayetano Heredia) que el informe es real, los mismos que vociferaban a voz en cuello que esto era una fake news, ahora señalan que es cierto y que debería investigarse más.
Lamentablemente alguna prensa, guiados por motivaciones particulares, está perdiendo la brújula dando paso a la mezquindad, perdiendo el principio de cuestionar que todo periodista responsable debe tener. No merecemos propuestas falaces e imposibles, menos difundirlas como verdades. Para no tener gobiernos mediocres e incapaces merecemos saber la verdad para poder elegir bien.
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