23/06/2022 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
En nuestra columna de ayer preguntamos ¿hasta cuándo debe esperar el pueblo?, porque hay mucho por hacer para atender las necesidades de los peruanos, sobre todo de los más pobres que cada vez son más, mientras nuestras autoridades siguen empecinadas en la confrontación y pareciera importarles poco lo que padece la población.
Y este mensaje va no solo al Ejecutivo y Legislativo, sino también a las autoridades regionales y municipales que igualmente se deben a la población. Los ministros ya deben dejar de defender al presidente Pedro Castillo o culpar de las denuncias a la prensa y la oposición parlamentaria, y ocuparse de lleno en las labores que les corresponde en cada uno de sus sectores, porque hay mucho por hacer.
Y en ello, el jefe de Estado debe desprenderse de la presión de Vladimir Cerrón, quien ayer volvió a la carga pidiéndole que cumpla el programa de Perú Libre. El presidente Castillo debe renovar su gabinete y nombrar personas capacitadas, idóneas y honestas para cada ministerio, porque lo que ha predominado en los once meses que lleva su gobierno ha sido la incapacidad no solo en los ministros sino en muchos funcionarios, además de las denuncias de corrupción que envuelven a él mismo.
La extrema pobreza se ha incrementado y con ella el hambre. Un ejemplo claro de ello es el de las ollas comunes. Solo en Lima Metropolitana teníamos 620 antes de la pandemia y hoy son dos mil 500, cuatro veces más. La gente tiene que acudir a estas organizaciones comunales porque no tienen para comer.
Gracias a Exitosa, con su campaña 'Salva una olla', somos testigos de las serias dificultades que afrontan las madres encargadas de estas ollitas para alimentar a sus comensales, y tienen que recurrir a la solidaridad para poder subsistir. Algunas se ven obligadas a cerrar porque no tienen para cubrir los costos. Muchos no tienen para comer almuerzo y cena, y consumen el segundo en la tarde y la sopa en la noche. Otros, ni siquiera eso. Esa es la triste realidad.
Dejen ya los discursos y entréguense a la obra, al trabajo por la población. Y los municipios no son ajenos a ello, porque son los encargados de empadronar a las ollas comunes. Pero hay otros problemas. No es posible que los vecinos, como en el distrito de Los Olivos, anuncien que tomarán la justicia con sus propias manos contra los delincuentes, cansados por la ineficacia de las autoridades para frenar la violencia delictiva.
En educación, la situación también es alarmante. El director regional de Educación de Lima Metropolitana, Luis Alberto Quintanilla, reveló ayer que solo en la capital tenemos un déficit de 15 mil aulas, que 119 colegios no tienen agua y desagüe, y 95 no cuentan con luz. Basta de palabreos y anuncios que no se cumplen.
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