OPINIÓN | Jorge Solís: "La importancia del mensaje en tiempos de incertidumbre"
En el período de enero a agosto el monto total de las exportaciones ascendió a US$38,809 millones, superior en 25% al mismo lapso del 2019, etapa prepandemia. Lo que implica un crecimiento expectante, influenciado principalmente por el mayor precio de la exportación de metales US$13,169 millones y la agroindustria que superó los US$5,000 millones, indudablemente es una buena noticia, pese a la pandemia y la turbulencia política; este crecimiento se debe a un choque externo, lo que explica también en parte la baja del precio del dólar que estamos experimentado estos día, en efecto, cada vez que sube el precio de los metales ingresan más divisas al país presionando el tipo de cambio a la baja, por la mayor oferta de la moneda, aquí juega un papel importante la oferta y la demanda. Por su parte el gobierno viene nadando contracorriente por aguas turbulentas; no hay mayores inversiones mineras, muchos proyectos están paralizados y por el lado de la agroexportación, están migrando inversiones a países vecinos que ofrecen mayor seguridad.
Somos un país primario exportador, con un progresivo e importante crecimiento de exportaciones no tradicionales, gracias a los TLC, cierto que necesitamos transitar a una mayor industrialización, diversificar la producción, incrementar la productividad y competitividad, para dejar de ser una economía dependiente de nuestras materias primas y, por lo tanto, vulnerables a los choques externos, necesitamos reformas de segunda generación orientadas al desarrollo.
El crecimiento económico por sí solo no genera bienestar. Las reformas de segunda generación deben conducirnos a una economía social de mercado inclusiva, que cierre las graves fracturas económicas y sociales; para que esto ocurra, no se necesita una nueva Constitución, se requiere políticas de Estado y planes del corto, mediano y largo plazo coherentes, de mensajeros y mensajes idóneos.
El gabinete Vásquez es más de lo mismo, se han cambiado algunas personas, pero el mensaje responde a la misma consigna de guerra, se insiste en la recuperación de los recursos naturales (estatización), mayor carga impositiva a las minería, segunda reforma agraria y como corolario una nueva Constitución. La premier Mirtha Vásquez acaba de anunciar que la nueva Constitución no es una prioridad del gobierno, mientras el ministro de Justicia desde otro escenario afirmaba categóricamente que el tema depende del “pueblo” ¡para buen entendedor, pocas palabras!, el nuevo gabinete es a todas luces un presente griego.
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