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OPINIÓN | Jorge Solís Espinoza: Crónica de una muerte anunciada

"Castillo está acorralado, se encuentra en un callejón sin salida; entonces empieza la diáspora, pues la situación es insostenible, la consigna es 'sálvese quien pueda'".
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05-08-2022

Esta columna usualmente es un espacio de análisis económico y financiero; sin embargo, impelido por las aciagas circunstancias que vive el país en el plano político, resulta casi un acto de fe en el futuro y de responsabilidad moral con el país, decir nuestra palabra, sobre el acontecer que enloda al gobierno en la miasma y arrastra a todo un pueblo inmisericordemente a la miseria y desolación.

La “renuncia” del primer ministro Aníbal Torres Vásquez, coincidentemente se produce cuando ha trascendido la entrega del exministro prófugo Juan Silva, con lo que prácticamente se cierra el círculo de la corrupción. Castillo está acorralado, se encuentra en un callejón sin salida; entonces empieza la diáspora, pues la situación es insostenible, la consigna es “sálvese quien pueda”, claro, para los que no tienen vocación de kamikase.

Creo firmemente que esa es la razón de la repentina salida de Torres, no en vano es un hombre de derecho, experimentado y curtido, es consciente que se viene la noche. A propósito, nada más cierto que lo que cuenta la tradición, “cuando el barco se hunde salen los que tienen que salir”, la moraleja todos la conocemos.

No hay duda, que estos son los últimos días de Castillo en palacio, del que denostó acremente y luego se embelesó por la sensualidad de la vida palaciega, aferrándose a la vida aristocrática que provee el poder, consciente o no de su condición de inquilino precario, proscrito por la conciencia del pueblo que dice defender y terminó siendo víctima de sus estropicios. En fin.

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Como colofón de esta página negra, llegarán los carroñeros enfundados en fajines ministeriales, pretendiendo reciclar los res- tos dejados por los descomponedores. Imagino estos días de soledad y pesadumbre que les tocará vivir a estos aventureros que solo llegarán para escribir el epitafio.

El problema, más allá de la tragicomedia que nos toca vivir, es el impacto del desgobierno en la economía. El Perú experimentará el menor crecimiento del PBI en la región, según el FMI, cerraremos el año con 2.8%, Colombia con 6% y Argentina con 4%, cuando nuestro potencial de crecimiento era de 6%, similar al de Colombia; 1 de cada 3 peruanos no alcanza a cubrir la canasta mínima familiar.

Según la SNMPE en minería se ha dejado de producir US$ 1,100 millones y se ha dejado de recaudar en impuestos y regalías US$ 300 millones; la inversión en minería se proyectaba en US$ 4,417 millones y se estima, a la sazón será 0; en 2,000 proyectos de in- versión pública del gobierno nacional, no se ha ejecutado un solo sol; el 76% de la economía es informal; el empleo y los salarios se han precarizado.

Revertir esta situación tomará varios años, este el costo de la improvisación.

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