26/08/2022 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
En arti?culo anterior sosteni?a que el Proyecto de Segunda Reforma Agraria anunciado por el gobierno, es calco y copia de otros modelos socializantes (colectivista) para redistribuir las tierras; bajo el cliche? de regular supuestamente los monopolios, oligopolios, monopsonios y oligopsonios de la industria agri?cola, a lo que el proyecto de marras intitula “Democratizacio?n de los mercados”.
El verdadero objetivo, es agudizar las contradicciones y soliviantar a las masas empobrecidas del campo, con la consigna de “pan y tierra”. Estrategia dogma?tica que nos remonta a la revolucio?n bolchevique decimono?nica.
En esa li?nea, el rostro verdadero de la segunda reforma agraria, es un plan de accio?n poli?tico, teniendo como objetivo nu?mero uno limitar la tenencia de la tierra, bajo la coartada de “evitar la gran concentracio?n y acaparamiento de terrenos”; cuando el problema agrario peruano es precisamente la atomizacio?n de la tierra, consecuencia de la malhadada reforma agraria velasquista.
Contrario sensu, se debe propender a impulsar la asociatividad a trave?s de cadenas productivas; es decir, economi?as de escala en el campo para mejorar la productividad y sacar a millones de micro y pequen?os productores agrarios (agricultura familiar, en la que ma?s impacto tiene la pobreza monetaria), cuya economi?a es de subsistencia.
En ese propo?sito, el Estado tiene que cumplir un rol promotor, fortaleciendo capacidades y competencias de los productores, asociada a la inclusio?n financiera y desarrollo de infraestructura; pues, es indesligable en trinomio -asistencia te?cnica - infraestructura - financiamiento. Con un Agrobanco de segundo piso y garanti?as el Estado (riesgo compartido).
El mamotreto de iniciativa sen?ala que, para la implementacio?n de la segunda reforma agraria, se reconocera? tierras de propiedad del Estado, asi? como las pertenecientes a las comunidades campesinas y nativas. Ahora bien, la gran cuestio?n es cuando se habla de predios colectivos - cooperativas y sociedades agri?colas de intere?s social (SAIS).
Es sabido que estas formas colectivas de tenencia y explotacio?n han desaparecido y, en todo caso, las que subsisten evidencian un estrepitoso fracaso; lo que nos lleva a pensar que, al pretender recrearse este modelo se ha puesto el foco en la exitosa experiencia de las empresas agroexportadoras, que en los u?ltimos 20 an?os han multiplicado por 12 sus exportaciones, al pasar de 634 millones en 2001 a 7500 millones de do?lares en el 2020. En efecto, en el capi?tulo de agroindustria, indica que el Estado garantiza su democratizacio?n y reprime toda pra?ctica de abuso de posicio?n de dominio y restriccio?n a la libre competencia del abastecimiento (nacional) de insumos y de la venta (local) de la produccio?n agraria.
No se necesita ser muy perspicaz, para entender el mensaje entre li?neas, lo que se pretende a todas luces es intervenir estos emporios exitosos para implementar modelos colectivistas. Esto responde claramente a una escalada muy bien concebida.
¡ESTAMOS ADVERTIDOS!
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