24/10/2020 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
El Perú tiene un déficit de infraestructura elevado. El Estado está avanzando, pero aún falta un largo camino por recorrer. Esto se observa en el tráfico vehicular y la carencia de servicios básicos en zonas rurales. La pandemia del coronavirus permitió visualizar que el acceso a la salud pública es muy reducido.
El año pasado se presentó el Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad. En este documento se había identificado un déficit en infraestructura de S/363,000 millones, los cuales serían resueltos en 20 años. Sin embargo, nadie pudo prever que, en el 2020, la economía peruana iba a estancarse por una pandemia y, por consiguiente, un mayor retraso en las inversiones de infraestructura.
Como resultado de la pandemia, el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) informó, en su último reporte de inflación, que la inversión privada en el primer semestre del año disminuyó un 39.1% y para finales de 2020 se esperaría una reducción total de 28.5%.
En la actualidad, los proyectos de infraestructura están siendo cubiertos con capital del gobierno. Recordemos que estamos en un escenario de incertidumbre para los inversionistas por las elecciones generales.
Proinversión, institución encargada de la promoción de la inversión privada, indica que se tienen obras por adjudicar por un monto de USD 6.100 millones, para los años 2020-2021. Este monto representaría el 20% del déficit en infraestructura señalado en el plan nacional de infraestructura.
Una correcta inversión en infraestructura aceleraría la recuperación del empleo en el país. Según la Cámara Peruana de la Construcción (CAPECO), en Lima Metropolitana se perdieron 256 mil empleos en el sector construcción entre abril y junio.
El acelerar los procesos de inversión en infraestructura daría como resultado la aceleración de la reactivación económica del país. Las empresas que se encargan de estos proyectos necesitan proveedores de diversos sectores, lo que a su vez resultaría en una mayor demanda de mano de obra: tanto la oferta como la demanda se estarían impulsando.
Lo transcendente de la inversión en infraestructura no es solo por el resultado económico, sino también en el ámbito social. Hemos sido testigos de conflictos sociales originados por la ausencia de comunicación entre empresas y los gobiernos regionales y locales. El desarrollo económico tiene que ir de la mano con el bienestar social.