18/07/2022 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
De teenager y viajando de Boston a San José California en varios ómnibus Greyhound con un boleto de US$ 99 y válido por 3 meses, me compré en Louisiana un best seller: “Catch 22” traducido como Trampa 22.
El libro gira en torno al capitán John Yossarian, quien intenta pasarse por loco para evadirse del conflicto bélico en Corea. Él era piloto de bombardero en los aviones B-25 del ejército de EEUU y forma parte del Escuadrón de Combate 256.
Los acontecimientos son narrados desde múltiples puntos de vista y como si el lector supiera ya todo sobre ellos. Mezcla un humor absurdo con momentos de crudo realismo. Aborda temas políticos como la sinrazón bélica o el avasallamiento burocrático. Muchos críticos lo consideran como un clásico del siglo XX.
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Yossarian desea ser excusado de realizar un vuelo del combate, para ello tiene que someterse a una diagnosis médica oficial del cirujano de vuelo de su escuadrilla, demostrando que no sirve porque está loco.
Según reglamentos del ejército, ninguna persona cuerda querría volar en misiones de combate, porque son peligrosas. Pidiendo el permiso para no volar en misiones de combate, alegando locura, el piloto entonces demuestra que él, de hecho, está cuerdo y por lo tanto está en condición para volar.
Inversamente, cualquier aviador que deseara volar demostraría implícitamente que está loco y es inadecuado y debe ser excusado y solo tiene que pedirlo, pero obviamente nadie lo pide.
De acuerdo con todo esto, todo piloto que no quiera volar demuestra que no está en sus cabales, pero para ello debe enviar una solicitud de revisión. En el momento en que lo hace, la trampa se cierra sobre sí misma y el aviador pasa a ser considerado como cuerdo, puesto que ningún loco presentaría una queja.
No hay elección posible ni manera de salir del sistema. En este contexto y con la debida distancia, salir de este pillo de marras que tiene una asombrosa impunidad, es decir Castillo, es sin duda un “Catch 22” en el Perú.
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