OPINIÓN | Dennis Falvy: "¿Es posible una autonomía tributaria?"
La política monetaria aglutina las acciones que disponen las autoridades monetarias para manejar el mercado de dinero, utilizando la masa monetaria o el manejo de la tasa de interés para regular la inflación y en ciertos casos el crecimiento y el empleo.
La Política Fiscal se centra en la gestión de los recursos de un Estado y su Administración. Con ella se controla los niveles de gasto e ingresos mediante variables como los impuestos y el gasto público para mantener un nivel de estabilidad en los países.
El Bundesbank alemán, incluso con los actuales problemas que observa en el contexto del BCE y sus compras por lo de la pandemia, goza de singular prestigio.
Lo mismo se puede decir del BCRP peruano, aunque al suscrito le parece que su aversión a la compra del metal oro para su portafolio de liquidez, no es el adecuado y otras cosas como lo de la usura legalizada. Pero la Política Fiscal es un desastre. Y es que ella ha sido interferida por motivos políticos y la misma que es legalmente potestad del Congreso el adecuarla, muchas veces se delega al Ejecutivo sus reformas y casi siempre ello denota no claridad en su consecución.
Ya el tema politizado de decenas de exoneraciones y tratamientos que favorece a sectores, es tierra de nadie.
La política fiscal ha fracasado, pues al margen de que su Administrador la Sunat, se ha abocado al 30% de empresas formales, a los cuales controla y lleva a juicios innecesarios, ha descuidado al inmenso sector informal, el de supervivencia y el delincuencial, que anda suelto en plaza.
El que paguen más los ricos que los pobres o el generar empresas incipientes o corregir deseconomías externas, no ha sido el leit motiv de la Política Fiscal.
Hay que buscar un mecanismo que le dé autonomía a la Política Tributaria, lejos del populismo recurrente de los poderes Ejecutivo y Legislativo.
Ello es, a mi juicio, imprescindible, pero complicado.