OPINIÓN | Antero Flores-Aráoz: A tal señor, tal honor
La añeja frase “A TAL SEÑOR, TAL HONOR”, con la que se titula esta columna, es para resaltar la presencia de quien fuese alcalde de Lima Metropolitana, Jorge Muñoz, en la inauguración y puesta en servicio, del paso vehicular elevado, en la Avenida Javier Prado, que comprende el Óvalo Monitor, entre los distritos de La Molina y Surco.
Como sabemos Jorge Muñoz fue vacado del cargo por el Jurado Nacional de Elecciones, si bien pudiere ser legal la decisión, nos parece injusta ya que la motivación de la vacancia fue porque el ex alcalde, cuando ejercía el cargo, además por breve término, fue miembro del directorio de la empresa pública SEDAPAL, que es para dotar a Lima de agua y tratar las aguas servidas.
No es SEDAPAL una entidad privada, es del Estado, para brindar de servicios a la ciudad de la que era burgomaestre Jorge Muñoz y por lo demás, teniendo legítimo interés en que los servicios de aquella se presten satisfactoriamente y, para que se amplíe la cobertura pues todavía hay miles y miles de personas que carecen del imprescindible servicio, lo cual es escandaloso.
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Incluso, la Municipalidad de Lima, debería tener asiento en otras empresas de servicios públicos, sean del Estado o particulares, sean en servicios exclusivos o compartidos, sean ellas empresas nacionales o extranjeras, pues a la Ciudad le interesa que los servicios, como los de suministro de energía eléctrica y de telefonía, sean de óptima calidad.
La injusta, aunque legal situación en la que devino la permanencia como alcalde del doctor Muñoz, debería ser resuelta para el futuro normativamente, es decir, que se incluyera en la Ley Orgánica de Municipalidades, la disposición de excepción del cargo a dedicación exclusiva y/o a tiempo completo, cuando se trate de servicios públicos que con legitimidad interesan a la ciudad. Los congresistas tienen la palabra.
Volviendo a la presencia del ex alcalde capitalino en la inauguración del paso a desnivel señalado al inicio de este artículo, hay que resaltar la bonhomía del actual alcalde que sucedió a Muñoz, quien a tal señor le hizo el honor que le correspondía, dado que fue este último el impulsor de la obra, en la que tampoco se debe olvidar al fallecido alcalde Luis Castañeda Lossio, quien durante su correspondiente gestión se facilitó la posterior ejecución de la obra.
La misma justa cortesía a la que nos hemos referido, debería efectuarse en las sucesivas inauguraciones de obras que se vienen ejecutando en nuestra capital, que siendo reconocimiento a quien impulsó las obras, no es menos cierto que enaltece al actual alcalde.
Ojalá que, en las actividades públicas y políticas, se recupere las buenas formas de antaño, en que pudiendo existir discrepancias y posiciones encontradas, ello no debe hacer perder ni olvidar las reglas de urbanidad y buen trato.
Simplemente recordemos como Jorge Del Castillo cuando fue alcalde, siempre reconoció los méritos de Luis Bedoya Reyes respecto a la vía rápida que hoy lleva su nombre.
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