04/04/2021 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Muchas veces hemos objetado que la educación se haya inclinado a los meros conocimientos, ello para el trabajo futuro con ánimo de alcanzar bienestar personal y familiar.
La inclinación mencionada, ha significado que la educación solo sea instrucción, con olvido del tema formativo, que es lo que educa y por tanto lo permanente, mientras que los conocimientos son generalmente temporales, pues con el constante avance de la ciencia y tecnología, los conocimientos pueden variar, aunque siempre son enriquecedores.
El tema educativo, como hemos dicho, es el que forma y si en la formación se incluyen, como debe ser, los valores, pues tanto mejor. Un buen amigo, Guillermo Oviedo, me señalaba que tenemos que hacer docencia para lograr personas con "valores", estas son “las que poseen o se les atribuyen virtudes, cualidades positivas para desarrollar una determinada actividad”, entendiéndose por esta última las que son lícitas y también legítimas.
Agregaba mi mencionado amigo, que “... formar en valores es formar a las personas individuales para adquirir hábitos operativos buenos, que es lo que son las virtudes, y permite al individuo o persona ser llamado como valioso”.
En estos tiempos que estamos inmersos en enfrentar la pandemia y evitar el contagio y, ojalá también en la post pandemia, nos permite reflexionar sobre nuestra existencia y, en general, la del mundo. Nos facilita también un examen de nuestra existencia, de lo que recibimos como instrucción y, ojalá también en educación, y si las empleamos correctamente. Incluso nos tiene que llevar no solo a la evaluación de lo realizado, sino también a propósitos para el futuro, enmendando errores y ratificando aciertos.
Definitivamente el mundo en que actuemos, post pandemia, no será el mismo que antes, ya que muchísima gente se debatirá entre actuar bajo el régimen de conducta de valores o, simplemente preferirá el día a día, ya que nuestra existencia podría terminar prematuramente en caso de producirse algún hecho similar al que hemos vivido. Esto último es la primacía del hedonismo, el simple placer con olvido de lo trascendente.
No es que el autor de esta nota tenga gran imaginación, lo que tiene es observación y mucho trato con gente de otras generaciones, para decirlo simple y llanamente, con personas jóvenes, que dejan de lado todo lo que vaya contra el placer como línea conductual. El pensamiento que tienen es el que se sintetiza en que la humanidad se puede acabar y, en consecuencia, hay que sacarle el jugo a nuestra existencia, con lo que es placentero.
No creo que nadie esté en contra del placer, pero no como lo único que importe en nuestra existencia. Es un agregado, es el corolario más no el teorema. Lo principal es tener en cuenta, que al ser diferentes de todo el resto de la creación, nuestro objetivo no se limita al hoy, tiene que trascender.
Lo señalado tiene también que trasladarse a la política, que no puede quedarse en el hoy, sino tiene que pensar para el mañana.
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