OPINIÓN | Luis Angeles Laynes: la renuncia de PPK
Pedro Pablo Kuczynski renunció irrevocablemente a la presidencia de Peruanos por el Kambio, partido que adoptó sus siglas (PPK) con motivo de la campaña electoral que lo llevó a Palacio de Gobierno como primer mandatario el 28 de julio de 2016 y al que ahora deja en total libertad para que busque su ruta y a sus líderes.
Kuczynski se despide deseándole lo mejor en sus nuevos rumbos a dicha agrupación política cuando está, precisamente, en un proceso de cambio de nombre y con una estructura nada sólida, por la situación de sus principales dirigentes, como Salvador Heresi, que renunció a la bancada de PPK en el Congreso y hoy integra otra que busca su reconocimiento formal.
Y es esta situación en que se encuentra el aún partido PPK que contraviene con el deseo del exmandatario de apoyar a un gobierno que promueva el desarrollo y la justicia social. La bancada de Peruanos por el Kambio no se considera oficialista porque el gobierno de Martín Vizcarra ha preferido reunirse con la bancada Liberal, que conforman sus exintegrantes, como el ministro de Justicia, Vicente Zeballos, Gino Costa, Alberto de Belaunde y Guido Lombardi.
Pero la crisis en Peruanos por el Kambio es más grave de lo que algunos de sus dirigentes quieren reconocer. El vocero de su bancada, Jorge Meléndez, ha señalado incluso que el partido puede convertirse en un “gran vientre de alquiler” si es que se mantiene la ausencia de un liderazgo y de un pensamiento ideológico.
Y es que en esta agrupación política, más allá de los dirigentes conocidos como Heresi, Gilbert Violeta y Villacorta, no asoma un líder de talla que pueda conducirlo a una expectante posición en futuras contiendas electorales. Y mientras no aparezca ese personaje, la suerte del partido puede ser la que pronostica Meléndez, ser un vientre de alquiler.
Mientras los integrantes de Peruanos por el Kambio no definan bien sus posiciones y se muestren divididos, será difícil que puedan ser el apoyo del gobierno. Su bancada apenas la conforman once representantes, no está unida ni mucho menos fuerte, como advierte Gino Costa.
Así está lo que queda del oficialismo en casi la mitad de gestión parlamentaria. Una muestra más de la crisis que sufren todos los partidos políticos producto de sus malas conducciones, que olvidaron la base ideológica que deben tener estas organizaciones para simplemente preocuparse en llegar al poder, y ya sabemos lo que pasó con los que llegaron a ser gobierno. Perú Posible de Alejandro Toledo ya desaparecido, el Apra que apenas logró sobrevivir en la última elección, el Partido Nacionalista de Ollanta Humala, también camino a su extinción. Incluso el fujimorismo, que llegó con abrumadora mayoría al Congreso, hoy está derrotado. Pero todos sus líderes, por coincidencia, implicados en casos de corrupción que pueden terminar en la cárcel.