OPINIÓN | Giancarla Di Laura: Trump y las elecciones peruanas
He vuelto temporalmente a los Estados Unidos después de dos años y medio de regresarme al Perú. Antes, entre mi doctorado y una larga experiencia laboral, había vivido entre Kansas, Illinois, Arizona y Texas por cerca de treinta años. Volver al Perú el 2017 me puso al día del acontecer cotidiano de nuestro país, de cómo ha cambiado en las últimas dos décadas y también de cómo la política criolla se ha vuelto lumpen y circense hasta grados antes nunca vistos.
Pero me regresé al Perú al ver que los Estados Unidos se habían convertido en una especie de Lejano Oeste generalizado, en que las fuerzas más brutas del conservadurismo pregonaban odio al inmigrante y exaltaban el uso de armas de fuego como si se tratara del pan de cada día. En ese ambiente no quería criar a mi hija, expuesta a los gritoneos y maltratos de un Trump y su cohorte de racistas, xenófobos y machistas.
A Trump, como sabemos, el Partido Demócrata lo quiere echar por la evidencia de que usó su influencia personal y militar en Ucrania con miras a sabotear la candidatura de Joe Biden, el exvicepresidente de Obama que se perfila como una de las posibilidades más fuertes para frenar la reelección de Trump el próximo 3 de noviembre.
En nuestro sufrido Perú, hoy vamos a elecciones congresales porque el 2019 el presidente Vizcarra tuvo que cerrar el congreso anterior debido a la larga lista de escándalos de corrupción en que numerosos congresistas andaban metidos. A eso se añaden las irregularidades en que incurría su mesa directiva a fin de manejar el Tribunal Constitucional a su antojo y así bloquear la investigación sobre varios políticos, jueces y fiscales coludidos con el crimen y el tráfico de influencias.
Pero ese cierre no significará nada en la historia peruana si hoy vuelven a salir elegidos los mismos corruptos y blindadores de siempre. Tendríamos un año más del mismo Hemicirco. Graciosa contradicción, que entre seguidores del modelo económico actual se anden atacando y disputándose el poder. Y en buena medida esto es porque no hay una verdadera alternativa de izquierda, antisistema y no complaciente, que pueda ejercer influencia para lograr una mejor redistribución de la riqueza y acabe con las profundas desigualdades sociales y económicas de nuestro país. Saque sus conclusiones y vote a conciencia, “queride lecter”.
* Investigadora y crítica cultura