OPINIÓN | Jaime O. Salomón: Arquitectos de nuestro destino
POR: JAIME O. SALOMÓN*
La negligencia, falta de consistencia y la corrupción afectan el desempeño económico de las personas, de las empresas y del país.
Para contrarrestar se requieren personas con conocimiento y experiencia, que día a día hayan sido eficientes en su actuar; es decir, que sean personas competitivas.
Muchos buscan simplemente la eficacia, es decir pasar piola, cuando la eficiencia es hacer un mejor uso de los recursos que tenemos para lograr un buen resultado.
Las personas competitivas que ingresan a trabajar a una organización generarán en la empresa capacidades dinámicas, lo que permitirá a la empresa ser eficiente y productiva; y de mantener la consistencia en el tiempo, veremos una empresa competitiva.
De igual manera, el conjunto de empresas e instituciones competitivas generarán un Estado competitivo.
El estudio de competitividad global elaborado este año por el “World Economic Forum”, posiciona a nuestro país en el lugar 63 entre 140 economías (90% del PBI mundial), en el cuarto lugar en Sudamérica y en sexto en Latinoamérica y el Caribe; señalando que nuestra principal fortaleza es la estabilidad macroeconómica.
Según el informe, en los próximos años adquirirán gran relevancia la variable capital humano, inclusión social, agilidad y la resiliencia (adaptarse a situaciones adversas), las que ayudan a mejorar la productividad y en el tiempo, la competitividad. Ello es clave para que los peruanos tengan mejor nivel de vida y acceso a los recursos para alcanzar objetivos sociales.
Las instituciones políticas juegan un rol importante, ya que el ruido innecesario que están generando altera la productividad de las personas, empresas y del Estado, repercutiendo en la competitividad de nuestro Perú.
Si queremos tener un país próspero, requerimos gente competente que permita, al final de la cadena, tener un Perú competitivo e insertado en el primer mundo. Asimismo, se requiere consenso entre los poderes del Estado, las fuerzas políticas y el empresariado para lograr una buena política nacional de competitividad, rechazando la negligencia, la falta de consistencia y la corrupción.
Somos los arquitectos de nuestro destino y del futuro de nuestro país.
Trabajemos por el Perú.
*PhD, analista político