07/07/2019 / Exitosa Noticias / Política / Actualizado al 09/01/2023
POR: ANTERO FLORES-ARÁOZ*
Recientemente se han suscitado diversos comentarios e incluso posiciones, respecto a dos marchas y reuniones de dos colectivos diferentes, frente al local del Congreso de la República, esto es la Plaza Bolívar, antiguamente llamada de la Inquisición.
Los manifestantes para llegar al Congreso tuvieron que discurrir por la Avenida Abancay, y como tomaron la pista destinada a los vehículos automotores, además de bicicletas, todos ellos fueron interrumpidos en su derecho constitucional también al libre tránsito.
El Presidente del Congreso autorizó ambas concentraciones en la Plaza Bolívar, arrogándose competencia que no le corresponde, pues en todo caso las manifestaciones deben ser autorizadas por la Prefectura, siempre que sean pacíficas y sin armas, correspondiendo a la Municipalidad la administración de los espacios públicos, ergo que son de todos.
Durante muchos años, cuando habían reclamos colectivos, se pretendía influir en las autoridades que tenían que resolverlo con marchas hacia el Congreso, y ello por varias razones. La primera porque normalmente siempre en el Parlamento se encuentran periodistas de casi todos los medios, con cámaras de televisión y fotográficas, reflectores, grabadoras y sobre todo voluntad de reproducir la noticia, lo que evidentemente seduce a los manifestantes. La segunda porque la autoridad retada se vería forzada a buscar soluciones o por lo menos podría interesarse en el tema, pese a que por lo general son pusilánimes. La tercera, que no faltarán algunos parlamentarios con ínfulas de señorones de tiempos pretéritos, que querrán darse su baño de multitud, en la creencia que los manifestantes les responderán con su voto en próximas elecciones. ¡Esperen sentados, pues se van a cansar!
Costó muchísimo esfuerzo a las autoridades parlamentarias que se fueron sucediendo a lo largo de varios lustros, desmotivar a los manifestantes para ir a hacer plantones ante el Congreso, se protegió incluso la Plaza Bolívar con medidas de seguridad y, cuando se creía que ya la seguridad se había consolidado, el actual titular del Parlamento se entromete en tema municipal y autoriza lo no autorizable, generándose por lo demás el caos en las vías que conducen al Congreso.
Todos tenemos el derecho de usar los espacios públicos, pero ello tiene que ser respetando no solamente la normativa municipal, sino también el derecho de los demás, esto es de los otros, a transitar libremente y sin obstáculos como son las manifestaciones y marchas que carecen de autorización legítima y no la expedida por quien carece de facultades para ello.
Hay siempre que tener presente que es principio de Derecho, consagrado incluso en los pactos internacionales sobre Derechos Humanos de los que el Perú es signatario, que el derecho de unos termina cuando comienza el derecho de los demás y, la verdad sea dicha, no tienen los manifestantes porque impedirnos transitar libremente por la Avenida Abancay y la Plaza Bolívar.
Recordemos que respetos guardan respetos y la autoridad debe encontrar lugares adecuados donde los manifestantes se puedan reunir, pero sin perturbar el orden público ni impedir el libre tránsito de quienes no participan en las marchas.
*Ex Presidente del Congreso de la República