05/11/2018 / Exitosa Noticias / Política / Actualizado al 09/01/2023
En el Perú tenemos una democracia plebiscitaria, una justicia politizada, instituciones desacreditadas y sin autonomía, un sector del poder económico corrupto, con su bufete de abogados serviles construyeron una sociedad con Odebrecht perjudicando al Perú en 55 mil millones de dólares, desde Toledo hasta Vizcarra, además dueño de la mayoría de medios de comunicación, lo cual pone en riesgo la objetividad de las comunicaciones, un Poder Ejecutivo que amenaza las instituciones para no ser investigado, el presidente dice que se vaya el fiscal y este contesta presentando una denuncia constitucional a uno de los ministros sobre caso Chinchero, un Poder Legislativo con una mayoría de 72 congresistas que lo único que les une es una invitación, no tiene ideología partidaria, dirigidos por una persona que enredada en sus rencores por su derrota, pierde la oportunidad de impulsar los cambios que el Perú requiere y trascender en la historia, una izquierda caviar pensando solo en sus intereses, una izquierda moderada buscando recomponerse y un sector radical tratando de construir un mensaje que el pueblo quiere escuchar; todos buscando el control del Ministerio Público y del Poder Judicial para usarlo como herramientas de presión a los sectores que dificultan capturar el aparato público para beneficiarse de sus recursos “EL ESTADO COMO BOTÍN” alejándose de buscar la oportunidad de servir.
Todo esto perjudica la credibilidad de nuestro país, disminuye la inversión privada y el gasto público (3 años espera la reconstrucción del norte), esto trae disminución de puestos de trabajo y menos dinero en el bolsillo, menor capacidad de consumo y disminución de bienes y servicios de un país, el poblador de a pie siente frustración, desesperanza, injusticia; hemos sido el único país que ha crecido en las últimas décadas, pero ese no ha beneficiado, porque la canasta familiar no satisface las necesidades básicas y en el Perú todavía hay familias que no tienen agua, desagüe ni luz eléctrica.
La frustración, la desesperanza y la injusticia hacen presa fácil a la violencia, estamos construyendo un escenario peligroso en donde pueda calar un discurso radical, irresponsable y aventurero que puede llevar al país a perder todo lo que hemos ganado; se requiere que el país sea conducido por un estadista y no por una persona que sus decisiones dependan del rating, afrontando radicalmente a la corrupción, imponiendo penas máximas a los que roben más de un sol del presupuesto de la República, pero cuidando la inversión privada y el gasto público para aumentar la capacidad de consumo y satisfacer las necesidades básicas de la población.