21/09/2019 / Exitosa Noticias / Política / Actualizado al 09/01/2023
Lamentablemente, en la elección del Tribunal Constitucional es uno de los actos políticos más notables que se producen en la historia del Perú. Es decir, los miembros que van a participar del Tribunal Constitucional lo proponen los partidos, y lo proponen en función de sus intereses, de sus problemas, de sus litigios pendientes, de sus procesos penales, de sus casos de investigación.
Y se realiza finalmente un cubileteo, un "tú me das, yo te doy". Y se eligen a los miembros del Tribunal Constitucional, que termina siendo una entidad eminentemente política por sus orígenes. Y que, además, está compuesta por personas que no solo tienen compromisos políticos, sino que está compuesta por personas que tienen o han tenido intereses en procesos que en algún momento van a terminar en el Tribunal Constitucional.
Y les voy a dar solo un ejemplo. El actual presidente del Tribunal Constitucional, Ernesto Blume, es un militante activo de Somos Perú, es miembro de un partido político. Pero, además, ha sido abogado de la Municipalidad de San Juan de Lurigancho cuando el alcalde era el señor Burgos, quien actualmente está prófugo de la justicia.
El ser miembro de una organización política o simpatizar con alguna idea política no debería descalificar a nadie en el Perú, porque eso sería antidemocrático. Pero el problema es que estamos en una circunstancia en la que los partidos políticos están sentados en el banquillo de los acusados.
Se debe elegir un Tribunal Constitucional constituido por gente que no tenga ningún tipo de compromiso con nadie, y que resuelva lo que debería resolver. Que no se convierta como se ha convertido en la última instancia de la justicia peruana. Eso tiene que cambiar.
