Política

Factor A.F: Los diarios chicha y la guerra sucia a los adversarios

Los pagos de las portadas oscilaban entre tres y cinco mil dólares.Los directores de estos medios se dedicaban a resaltar la imagen de Fujimori y desacreditar a sus rivales.
SUPLEMENTO-A.F-6.1
10-05-2019

Por: Blanca Temoche

Al asumir su primero gobierno en 1990, el presidente de la República, Alberto Fujimori dejaba en claro que respetaba a los medios de comunicación y era un convencido de la libertad de expresión. A raíz de ello los tuvo a su favor para la lucha contra el terrorismo, pero con el paso del tiempo la historia cambió.

En su afán de la re-reelección (2000 - 2005) y dirigir la corriente de la opinión pública decide a finales de segundo periodo presidencial poner en marcha, de la mano con su asesor de Inteligencia, Vladimiro Montesinos, el control de los diarios de bajo precio, pero de gran circulación con la intención de llegar a la mayoría de peruanos.

De estos periódicos resaltaba el lenguaje sencillo y directo, sin palabras complicadas y una jerga jocosa, grandes titulares y fotos espectaculares.

Fue así que buscaron a los directores de los diarios 'Mañanero', 'El Chino', 'La Chuchi', 'El Tío', 'La Yuca', entre otros, y empezaron a pagar por portadas y titulares que resaltaban la imagen del mandatario de turno para sus fines re-reeleccionistas, así como traer abajo a sus contrincantes políticos a través de descréditos y la corrupción de la profesión con insumos del gobierno y revivir los viejos miedos como el terrorismo de Sendero Luminoso o el MRTA.

Así que portadas coloridas, con un lenguaje coloquial que enaltecía su vieja imagen del 'Chino', (aunque era nissei) y sus acciones con miras a una continuidad de su gestión, empezaron a aparecer diariamente y fueron bautizados como los “diarios chicha”.

Afirmaban que era el propio Vladimiro Montesinos, el que iba a la Casa de Pizarro, con los titulares para recibir la autorización de Fujimori.

Pero, el intermediario oficial entre Vladimiro Montesinos y los directores de diarios para los exorbitantes pagos de titulares fue Augusto Bresani, periodista hípico y publicista, que había laborado en La Crónica, La República y Onda.

Los pagos de las portadas oscilaban entre tres y cinco mil dólares que hicieran en contra de los opositores al régimen de Alberto Fujimori.

A finales de los noventa la crisis económica había reducido la inversión publicitaria del sector privado, pero el Estado no escatimó en invertir miles de dólares en anuncios publicitarios.

Destino el 75% de presupuesto publicitario a la televisión, el 14% a los diarios y el restante iba a radio y revistas. El millonario presupuesto era desviado de los fondos públicos de la Fuerza Aérea del Perú y el Ejército Peruano al Servicio de Inteligencia Nacional (SIN).

Se podrían observar en la línea editorial de los “diarios chicha” los operativos psicosociales u otros eventos mediáticos que apuntaban a generar una mayor empatía con el presidente y, por otro lado, desestimar a sus opositores.

Tiempo después se supo que durante la campaña electoral varios directores de diarios acudieron a la oficina de Servicio de Inteligencia Nacional a cobrar mensualmente entre 120 y 180 mil dólares por titulares publicados.

'El Chino' y 'El Tío'

Solo el diario 'El Chino', fundado por José Olaya el 23 de enero de 1995, fue para reforzar la imagen presidencial y tuvo el 5% de la partida publicitaria de enero a octubre de 1999 en la campaña de Fujimori a las elecciones del 2000.

Y en 1997 aparece el diario chicha 'El Tío' de la mano del mismo Olaya. Tuvo a cargo las campañas de desprestigio contra los opositores al gobierno, como el escritor Mario Vargas Llosa y los candidatos Alberto Andrade Carmona y Luis Castañeda Lossio.

Las portadas diarias se repetían de manera uniforme porque incluían titulares amarillos, un hecho de sangre, la foto de una vedette en bikini y una denuncia contra los opositores.

Por la re-reelección

En los últimos años de su segundo mandato (1995 - 2000), el ingeniero Alberto Fujimori no superaba la valla del 50% de aprobación a su gestión, y eso debido a las diversas denuncias por corrupción de parte de los funcionarios de su gobierno, violación de derechos humanos y una economía que ya golpeaba a las clases medias.

Fue así que comenzó a impulsar una feroz campaña electoral con miras a hacerse de tres periodos consecutivos (aunque para él, después del golpe no contaba porque decía que correspondía antes de la Constitución de 1993). Entonces, ya resultaba evidente el uso indiscriminado de los recursos del gobierno y el control de los medios de comunicación.

Formaban parte de la contienda electoral, el economista Alejandro Toledo (Perú Posible); el alcalde de Lima, Alberto Andrade (Somos Perú); Luis Castañeda (Solidaridad Nacional); su expremier Federico Salas (Avancemos); Abel Salinas (Apra), entre otros.

La campaña en contra de sus adversarios en publicaciones afines (y en algunos casos subvencionados que se sospechaba y luego se comprobó), surtió efecto contra Andrade (el gran favorito y uno de sus más enconados rivales), además contra Castañeda, Salas y Salinas. Por su baja puntuación en las encuestas, poco o nada se criticaba al entonces emergente Toledo.

A dos meses de celebrarse las elecciones programadas para el domingo 9 de abril de 2000, Fujimori candidato de Perú 2000 alcanzaba 54% de aprobación en Lima.

Pese a denuncias por irregularidades que circulaban desde la inscripción de su candidatura, y su irregular campaña electoral, ONPE lo dio como el candidato más votado con un 49.8%.

En los resultados de la ONPE, Alejandro Toledo alcanzó el 40.3%. Los porcentajes obtenidos no alcanzaban la mayoría absoluta y por lo tanto habría una segunda vuelta. En el Parlamento la situación era distinta, ya que Perú 2000 consiguió la mayor cantidad de curules, con 52 representantes.

La segunda vuelta se programó para el jueves 18 de mayo. Los resultados oficiales fue que Fujimori había ganado la re-reelección con el 74.3% de los votos válidos, mientras que Toledo llegó al 25.7%.

Un gran número de cédulas de sufragio fueron anuladas por presentar escrita la frase "No al fraude" solicitada por Toledo que había proclamado su retiro por fraude electoral. Las protestas movieron Lima y varias ciudades del país.

El 9 de junio las Fuerzas Armadas y la Policía manifestaron su acatamiento al presidente, y el mismo día varios países de América Latina, Europa y Asia, reconocieron el tercer mandado de Alberto Fujimori.