05/05/2019 / Exitosa Noticias / Política / Actualizado al 09/01/2023
Durante los años ochenta, la crisis económica, el panorama extremadamente conflictivo de la política peruana que se agregaba con los atentados del terrorismo, era lo que dejaba el gobierno de Alan García Pérez. Las elecciones presidenciales de 1990, añadía entonces, otros ingredientes que inclinarían la balanza hacia nuevos rostros de la política.
En la abultada lista de candidatos, los que se perfilaban como los favoritos eran para ese 1990, el novelista Mario Vargas Llosa (Frente Democrático - FREDEMO, que se enfrentó al gobierno aprista años que promovía la estatización de la banca), el candidato del gobierno Luis Alva Castro (entonces férreo crítico de García Pérez); y un desconocido Alberto Fujimori, que su máxima aspiración era formar acceder a una curul del Senado, cuando existía las dos cámaras en el Senado.
Para ello, Alberto Fujimori Fujimori, ingeniero agrónomo del Movimiento Independiente Cambio 90, que aparecía en un programa de TV del canal del Estado, se unió al pequeño empresario Máximo San Román, y Carlos García García, que apelaba a los grupos evangélicos quienes eran muy activos en las zonas populosas del país.
El rechazo de los sectores populares a Vargas Llosa, en contraposición al apoyo que brindaron a los independientes y a las pocas propuestas que planteaba el ingeniero agrónomo Fujimori, determinaron que éste resultará preferido por el voto ciudadano.
Bajo el lema “Honradez, tecnología y trabajo”, y a bordo de un pequeño tractor le sirvió para que Fujimori realizara su pequeña campaña, sin mayores aspiraciones que tentar una curul. El empuje de los evangélicos lo convirtió en el candidato sorpresa y con el ofrecimiento que no iba a aplicar el “Shock” que tanto hablaba Vargas Llosa ante la galopante hiperinflación que el entonces presidente García había llevado al Perú.
Escrito por: Roberto Sánchez Reyes
