Ucranianos viven infierno bajo fuego de la artillería rusa y crudo invierno
La población civil de Ucrania vive su propio infierno ante el temor de morir por los bombardeos rusos y la ocupación de la capital en el tercer día de la invasión ordenada por el presidente Vladimir Putin. Esta vez no solo debe protegerse del fuego de artillería, además de las bajas temperaturas ante el inclemente invierno.
Entre el jueves y viernes, la sorpresiva invasión rusa sobre su vecina Ucrania, hizo huir despavorida a la población que contaba con ciertos lugares donde desplazarse. Otros en cambio, en especial ancianos, se quedaron en sus hogares con la esperanza de no ser tocados por la guerra.
Al menos 100 mil personas han huido de Ucrania, y el llamado de organizaciones internacionales para que los países vecinos abran sus fronteras a la población civil. Las consecuencias de la guerra en Ucrania aún son imprevisibles, pero independientemente de cuál sea el desarrollo del conflicto, el impacto psicológico en las personas es, y será, devastador.
Especialmente en los más vulnerables: los niños y las niñas ucranianos.Tal como señala la ONG Save the Children, al menos 7.5 millones de menores de edad están en “grave peligro de sufrir daño físico, sufrimiento emocional y desplazamientos” forzados tras la inversión rusa en el país.
Save the Children sostiene que actualmente hay más de 400,000 menores de edad que viven en zonas de alto riesgo potencial de sufrir el bombardeo. En los pasillos del suburbano se ha refugiado gran parte de la población.
Decía el Ministerio de Defensa de Rusia que la ofensiva ordenada por Putin no incluiría objetivos civiles, pero las primeras veinticuatro horas de ataque han puesto en evidencia que, en el escenario actual, no valen promesas.
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